El 31 de octubre es comúnmente conocido como el día de Halloween o Noche de Brujas, una tradición de origen pagano asociada con los colores anaranjado y negro, y fuertemente ligada a símbolos como los disfraces, las calabazas, los espantapájaros, los esqueletos, las brujas y los fantasmas.

Sobre estos últimos, El Visitante conversó con Fray Aníbal Rosario Mercado, OFM Cap., para conocer en detalle la doctrina de la Iglesia versus las creencias populares. Según dijo este es un término popular conocido a través de la historia. Desde antes de Cristo, las antiguas culturas y civilizaciones hablaban de fantasmas o de espíritus que asustaban. También se decía que por medio de la brujería las brujas los hacían aparecer.

“El espíritu, el fantasma, es lo que no tiene materia, puede ser una sombra, incluso se le llama también un espectro. Realmente no existen los fantasmas. No es algo real, no es una persona humana. En el caso de la Biblia son espíritus malignos, manifestaciones o presencias malignas”, indicó.

Aclaró que cuando una persona dice haber visto un fantasma o una sombra puede ser una sugestión, en caso de ser algo real se trataría de un espíritu maligno, es decir un demonio. No obstante, la aparición de estos dependerá de la situación particular de cada persona. Por ejemplo, aquellas que están en camino de santidad como lo fueron Padre Pío de Pietrelcina y Santa Faustina pueden ver demonios. A los santos se les aparecían para amedrentarlos y distraerlos de su camino espiritual y de santidad.

Asimismo, también se le pueden aparecer a personas que viven en estado de pecado, ya que su mismo estado evoca a que se hagan presente los demonios. “Estas personas que llevan una vida pecaminosa, fantasiosa, de práctica pagana -hay personas que los invocan-, pueden tener manifestaciones de estos espíritus malignos que actúan en el paganismo, en la increencia, en la superstición. El maligno se mete para actuar, para conquistar personas”, afirmó el párroco de la parroquia San Miguel Arcángel en Utuado.

Fray Aníbal sugirió que en caso de que la persona entienda haber experimentado una aparición de esta índole debe hacer un discernimiento con un sacerdote, para interpretar en qué circunstancias o bajo qué situación emocional se encontraba en ese momento y discernir si fue una manifestación sobrenatural venida de Dios; supranatural que son las de índole satánica o psico-sobrenatural que sería la aparición de un ángel o el espíritu de un muerto.

Subrayó que de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia lo menos común es que un muerto se aparezca. “El alma espiritual de la persona que muere, que va al Cielo, al purgatorio o al infierno, de allí no puede salir. Normalmente cuando los muertos son evocados por quienes creen en estas prácticas quienes se aparecen son demonios. En cambio, cuando es un ángel el que manifiesta que viene de parte de Dios la persona queda en paz, de ser lo contrario la persona no quedará en paz. Este es el síntoma más claro de que fue un demonio con apariencia de ángel”, aseveró.

En cuanto a seres espirituales, detalló que se dividen en tres: las creaturas espirituales, cuya alma es creada por Dios y fue infundida en el mismo momento de la concepción; los ángeles, creaturas de Dios que se manifiestan para el bien; y los demonios, ángeles caídos que se manifiestan para el mal.

El religioso enfatizó que los fantasmas buenos, como el conocido Casper, no existen. “Toda manifestación de este tipo incluso en la mentalidad fuera del cristianismo, el fantasma siempre es una presencia maligna. Solamente a los ángeles los reconocemos como una presencia sagrada que viene en nuestra ayuda. Tampoco existe el hada madrina, que está de moda, todo esto es invento de la superstición”, puntualizó.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here