El proyecto de Verano Misionero está adscrito a la Pontificia Obra Propagación de la Fe de las Obras Misionales Pontificias de Puerto Rico. Consta de tres talleres, una experiencia misionera en Puerto Rico y una misa de envío, como parte de la preparación requerida. Luego de la misión realizada en junio o julio en Latinoamérica y El Caribe, se espera que los misioneros participen de la tan esperada Convivencia. El objetivo de este encuentro es compartir su testimonio en cuanto a la misión y, a su vez, programar los próximos pasos a dar para continuar la misión en sus comunidades de fe.

La Convivencia de Verano Misionero se celebró del 19 al 21 de agosto, en la parroquia Inmaculado Corazón de María en Patillas. Participaron aproximadamente 70 misioneros, que fueron acogidos por cerca de 35 casas de familias, con quienes compartieron el amor por su fe, manifestado en la misión.

Este encuentro es muy significativo, ya que permite compartir cómo el “Espíritu Santo, protagonista de toda la misión eclesial” (Redemptoris missio 21), se manifestó durante el tiempo de misión. De igual forma, los participantes dan a conocer su experiencia misionera a las familias que los recibieron en sus hogares.

Algunas expresiones: 

“Considero que la Convivencia 2017 fue necesaria para mi crecimiento espiritual. Es muy especial compartir, oír y recibir cada testimonio en la convivencia; entender que por grande o pequeño que sea el testimonio, lleva un buen mensaje de vida”, Nichole Ginés, misionera.

“La Convivencia es importante porque nos ayuda a cerrar el ciclo de la misión vivida. Nos ayuda a entender cómo la gracia del Espíritu Santo abundó en nuestra misión y en la misión de los otros participantes. Pienso que también es importante porque nos hace reflexionar en qué cosas debemos mejorar para próximas misiones y nos ayuda a entender cuál es el siguiente paso. ¿Llegué de misión y ahora qué hago?”, Noelys Moral Dagnery, misionera.

“Ha sido una  bendición y un honor el poder servir en esta fase del movimiento misionero. Me llenó de alegría y satisfacción recibir en mi hogar a personas tan comprometidas en servir a personas en cualquier lugar que se les asigna. Me ha servido para reflexionar sobre cosas que puedo mejorar y ayudar en mi entorno y comunidad”, Felipe Gely, familia acogedora.

Finalmente, se les anima a que continúen la misión donde Dios le siga llamando. Es necesario un corazón con apertura a la escucha de su Palabra, para asumir nuestra responsabilidad de bautizado: “Id por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura”, (Marcos 16; 15).

Ángel David Montes Reyes | Secretario Nacional Pontificia Obra Propagación de la Fe – Obras Misionales Pontificias de Puerto Rico)

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