El 12 de julio de 1969 recibió la Ordenación Sacerdotal de manos de Monseñor Rafael Grovas Félix, primer Obispo de Caguas. La primera Misa la celebró en su pueblo natal en Las Piedras, “parroquia Inmaculada Concepción” Padre Juancho ha trabajado en muchos pueblos de la Diócesis de Caguas: Las Piedras, Barranquitas, Comerío, Aibonito, Maunabo, Naranjito, Yabucoa, Culebra, Cidra, Juana Díaz, Humacao en donde trabajó con Monseñor Eusebio Ramos, actualmente Obispo de Caguas. Desde hace 6 años es párroco en la parroquia San Pablo Apóstol en Caguas. Ha participado de experiencias misioneras en la República Dominicana, Naguabo y Río Grande, además de que trabajó en varias parroquias de estos pueblos. Padre Juancho ha sembrado la semilla del amor en donde quiera que va. Le distingue su entrega a la oración, su amor por la Santa Eucaristía, la devoción al Santo Rosario, (en la foto lleva en su casulla la imagen de la Patrona de P. R. la Virgen de la Providencia) el Ángelus y la Coronilla a la Divina Misericordia. A las 12:00, 3:00 y 6:00 de la tarde, no importa donde se encuentre se detiene a orar. Ama de una manera especial a los niños y ancianos y siempre saca su espacio para visitar a los enfermos. Es un hombre consagrado a Jesús y María. Trabaja en la Casa Cursillos de Juncos. Está afiliado al Instituto de los Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt. Este gran ser humano, entregado a servir y amar… ama a su familia, a su patria Puerto Rico, a su gente y a los hermanos de la República Dominicana, quienes siempre han compartido como verdaderos hermanos. Es un gran ser humano, muy espiritual y tiene unas bellas virtudes, que adornan su vida de fe. Es un hombre de paz, sencillo, devoto, de oración constante, perseverancia, compromiso, lealtad y fidelidad. Padre Juancho a nombre de todas las comunidades, diáconos y distintos grupos apostólicos, le deseamos muchas felicidades en sus 48 años de aniversario sacerdotal y agradecemos a Dios, sea el pastor y guía de nuestra parroquia.
Rogamos a Dios, le dé salud, fuerza, ánimo, alegría, paz y esperanza… para continuar su obra de amor y entrega, en su Ministerio Sacerdotal y durante toda su vida. Que así sea. Enhorabuena.
(Olga. L. Aldea Delgado)