Anualmente, la Iglesia canaliza de manera responsable y transparente un sinnúmero de ayudas y beneficios para los más necesitados. En Puerto Rico, diversas organizaciones sin fines de lucro, como Cáritas, hacen una gran labor al atender esas necesidades en comunidades desfavorecidas u olvidadas. En Puerto Rico existen 200 equipos de Cáritas Parroquiales, que junto a miles de voluntarios brindan de su tiempo para servir en cuerpo y alma.
Aunque Cáritas ofrece sus servicios durante todo el año cubriendo necesidades materiales y espirituales, con el paso del Huracán Fiona por Puerto Rico, muchas parroquias solicitaron asistencia a Cáritas para satisfacer las necesidades en particulares de comunidades. Comida, agua, ropa, artículos de aseo personal y limpieza, enseres, generadores de energía, gasolina, entre otros, fueron gestionados y entregados en pocos días luego de la emergencia por el ciclón.
En la Diócesis de Ponce, el Vicario de Pastoral Social, Padre Carlos Collazo indicó a El Visitante que, tan pronto pasó el huracán, identificaron las comunidades afectadas y sus necesidades. Entre los municipios más perjudicados, señaló que Ponce, Santa Isabel y Juana Díaz fueron algunos de ellos, pero “los daños mayores se concentran en Salinas” por las inundaciones asociadas directamente al paso del ciclón. Asimismo, añadió que “muchas familias lo perdieron todo”, por lo cual han tenido que proveer también artículos para el hogar como camas para los damnificados.
“La Diócesis ha utilizado su fondo de desastres para resolver algunas cosas”, pero otras ayudas han llegado a la diócesis gracias a Cáritas y otras entidades y organizaciones eclesiales. La mayor carencia que han encontrado en la región del sur ha sido de toldos para colocar en los techos y mobiliarios para poder equipar los hogares de las familias damnificadas.
Por otra parte, el equipo Cáritas de la Diócesis de Arecibo igualmente ha ido trabajando con las necesidades de las comunidades más afectadas, principalmente en los municipios del centro de la Isla como Utuado, Orocovis y Morovis, sin desatender los demás pueblos del norte, según indicó a este semanario Dulce María Santiago López, coordinadora diocesana de Cáritas. En la Diócesis actualmente hay un total de 40 grupos de Cáritas Parroquiales que han trabajado con sus comunidades particulares. Sin embargo, otras parroquias han velado por las necesidades que con urgencia han atendido. De igual forma, la Oficina para la Promoción del Desarrollo Humano (OPDH), ubicada en Arecibo, y grupos de voluntarios han estado trabajando con la ayuda de Cáritas para ser una mano extendida e ir entregando alimentos y agua a los arecibeños.
Por último, Dulce agradeció a cada coordinador parroquial de Cáritas, a los sacerdotes, diáconos y demás colaboradores por su entrega y dedicación ante las necesidades de nuestros hermanos. “La caridad es la fuente de energía que nutre nuestra alma y nos muestra el verdadero camino para llegar a Dios. A través de ella logramos cumplir las obras de misericordia”, finalizó.
Asimismo, P. Carlos concluyó diciendo que, aunque hemos pasado momentos duros como este, “Cristo nos sostiene en la debilidad y saldremos adelante con la ayuda de Dios, pero es importante que seamos solidarios con aquellos que necesitan. No nos olvidemos de los demás. La Iglesia camina con ustedes y vamos a estar atentos a sus necesidades”.
Jorge L. Rodríguez Guzmán
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