La enfermedad del cáncer llega sin avisar, en adultos tiene consecuencias devastadoras por las complicaciones de los efectos secundarios de los tratamientos comunes para combatirlo. Más ¿cuánto no lo será en niños que apenas están comenzando a vivir? El miércoles, 15 de febrero se conmemora el día internacional del cáncer infantil.
A Sebastián Moore Díaz luego de un mes de haber cumplido 4 años de vida, en mayo del 2016, le diagnosticaron neuroblastoma (cáncer infantil que se forma en el tejido nervioso). Su mamá Linette Díaz compartió que unos meses antes de su cumpleaños, “se quejaba de dolor de barriga en las madrugadas, pero como no comía bien lo asociamos con eso. Cuando cumplió 4 años fui a ponerle las vacunas que corresponden. Luego de ponérselas se quejó de dolor, pero pensé que podía ser por las vacunas. Esa misma noche empezó a vomitar y seguía diciendo que le dolía y decidimos llevarlo al hospital”.
Añadió que sospechó que algo andaba mal cuando su esposo Marvin Moore, la llamó para decirle que la doctora quería hablar con los dos luego del CT que le habían realizado. “Mi mundo se cayó desde ese momento. Entonces la doctora nos dijo que habían detectado una masa, del tamaño de un mangó en el lado izquierdo de la glándula suprarrenal”, rememoró.
Lo subieron al piso de oncología porque debían hacer una biopsia para determinar si el tumor era maligno o benigno. “A los 6 días nos dijeron que Sebastián tenía cáncer. Nuevos estudios revelaron que era alto riesgo (gen que tiene en el cuerpo que lo hace ser alto riesgo). Al momento no se sabe qué lo causa. Tampoco se sabe desde cuándo lo tiene”, expresó.
La madre de Sebastián detalló que los médicos le informaron que en Puerto Rico solo había un tratamiento para este padecimiento, pero que en el Hospital St. Jude en Memphis, Tennessee había un procedimiento experimental bastante parecido al de la Isla, pero que incluía un anticuerpo. Sometieron la solicitud y como no habían iniciado ningún procedimiento en Puerto Rico lo aceptaron.
De eso han transcurrido 9 meses. Desde que Sebastián llegó a St. Jude ha pasado momentos muy difíciles, en el segundo ciclo de quimioterapias se le cayó el pelo, cejas y pestañas y ha experimentado complicaciones por el tratamiento. Pero a pesar de eso cuando se siente mejor visita otros niños. “Él sale del cuarto y va por los pasillos y al área de juego para compartir con otros niños. Hay una nena de Serbia que tiene su misma condición y aunque no se entienden juegan juntos”, mencionó Linette.
Por su parte, Marvin, papá de Sebastián reconoció que aunque siempre han ido a la Iglesia nunca se habían acercado tanto a Dios como ahora. “Dios ha sido el centro de nuestra familia en medio de todo esto. Solo Él nos ha ayudado a tener esperanza, tranquilidad y a no perder la fe en momentos tan difíciles como los que hemos experimentado desde que estamos aquí. Incluso nuestra creencia nos ha ayudado a ser
soporte de otras familias que están pasando por situaciones iguales o peores a la nuestra”, admitió.
Mientras, Linette enfatizó que de lo negativo tratan de sacar algo positivo y viven un día a la vez porque si no se drenan. “Cuando nos deprimimos tratamos de no llorar delante de Sebastián”, comentó. Aclaró que el niño está consciente de que está enfermo, “le están curando la bolita como dice él”.
El cáncer del pequeño está en etapa tres, afortunadamente no está metastizado (regado). En agosto del 2016 le sacaron un 95 % del tumor y en noviembre de ese mismo año lo sometieron a un trasplante autónomo de medula ósea, con sus propias células. Este último tuvo varios tropiezos y lo mantuvo más de 2 meses hospitalizado. Lo próximo será radioterapia.
“Uno aprende tanto de él porque todo lo toma de forma positiva. Ahí siempre está la fe y la esperanza de sentirse bien de parte de él y hasta ahora lo ha superado todo y esperamos que siga así”, concluyó su papá.