Han transcurrido 2 años del paso del huracán María, pero para Robert Rijos, su compañera y una menor de 10 años, parece que hubiese pasado ayer. Esto porque aún su casa refleja los estragos que causó el huracán que se llevó todo el techo de la vivienda que con mucho sacrificio hizo su progenitora ayudada por un tío.
Esta familia lo perdió todo porque la furia de los vientos no solo voló el techo, sino hasta las puertas de la humilde residencia localizada en el pueblo de Dorado. “No quedó nada, hasta los gabinetes de la cocina se los llevó”, recordó. La madre del joven que es la dueña de la propiedad acudió a la Agencia Federal para Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), y le dieron un cheque por $4 mil. “Eso solo dio para comprar la madera de la mitad del techo, porque la madera está más cara que el cemento”, dijo el joven quien está construyendo la casa de rato en rato con la ayuda de un tío.
Robert narró que a pesar de que su madre llevó una cotización de $7 mil para hacer el techo en cemento, en FEMA le dijeron que la ayuda que había disponible solo era para madera o zinc, “ellos (FEMA) ofrecieron enviar una brigada para ayudar con la construcción, pero a los pocos días recibimos una carta de negándola”.
Luego del paso del huracán se mudaron con el papá de su compañera, pero al cabo de 6 meses tuvieron que regresar a la residencia que aún no estaba apta para ocuparla. En ese entonces la casa carecía de puertas y de un baño con las condiciones mínimas para ser usado, ya lo habilitaron, pero aún les falta trabajo por hacer. La pareja duerme en unos matress en el piso. La menor tuvo que quedarse con los abuelos porque sufre de dermatitis y el polvorín empeora su condición en la piel. Mientras, la madre de Robert está en Estados Unidos recibiendo tratamiento médico para una hernia y celulitis en las piernas, luego que aquí le indicaran que todo lo que pasaba era normal por su condición. “Los médicos de EE.UU le dijeron que si pasaba un par de semanas más sin recibir tratamiento hubiese muerto. Ella también vive aquí. Así que espero que cuando regrese, la casa esté terminada”, mencionó.
Aunque Cáritas le donó todo el material necesario para la construcción, Robert aseguró que manos adicionales no le vendrían mal, porque está trabajando solo. Esta familia solo recibe la ayuda del Programa de Sustento Nutricional (PAN) y “algún chivito que pueda hacer por ahí. Con eso divido entre lo que hace falta aquí y con lo poco que queda ayudar económicamente en algo a mi mamá”.
Al preguntarle qué necesita, respondió “las cosas básicas de una casa: Nevera, estufa, camas, muebles”. Además de ropa de cama, toallas y ropa para los miembros de la familia.
Si desea cooperar puede llamar a Cáritas P.R. al 787- 300-4953 o envíe su donativo especificando en el sobre: Robert Rijos, P.O. Box 8812, San Juan, Puerto Rico, 00910- 0812. ■
Camille Rodríguez Báez
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