Huracán María: ¿éramos o somos pobres? fue el enfoque del simposio que se dio en colaboración entre la Comisión de Economía y Pobreza de la Diócesis de Mayagüez y la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR), recinto de Mayagüez. El foro se llevó a cabo en el Anfiteatro de la PUCPR el pasado viernes, 4 de mayo.
Como parte de los conferenciantes del primer panel titulado Una mirada contemporánea a la pobreza en Puerto Rico desde la perspectiva de las ciencias sociales el Prof. Francisco E. Martínez Aponte, catedrático jubilado de economía en la Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Río Piedras abrió el evento con la ponencia Pobreza: Vista panorámica de 20 años. En su turno la Dra. Norma Rodríguez Roldán, catedrática jubilada de trabajo social de la UPR, recinto de Río Piedras, alertó a los presentes con el tema Mitos sobre la pobreza en Puerto Rico: Repercusiones en la política pública.
En ella contrastó las políticas públicas que lograron la reducción en los niveles de pobreza (como la creación de empleos y de leyes laborales para proteger a la clase trabajadora, el fortalecimiento de la educación pública, becas estudiantiles, creación de un sistema de salud pública, entre otras), versus las políticas públicas recientes (cierre de escuelas públicas y venta a $1, eliminación o reducción de beneficios laborales, sistema de salud en manos de aseguradoras privadas, por mencionar algunas).
“Hemos pasado por dos huracanes y no son Irma y María, son María y la Junta Federal de Control Fiscal. Los estimados más recientes que se hacen desde el Centro de Información Central de la UPR de Cayey, por el presidente de la Asociación de Economistas, José Caraballo Cueto, apuntan a que esos dos huracanes nos pueden retroceder a los niveles que teníamos de pobreza en la década del 60. Los estimados apuntan a un 59 % y 69 % de pobreza en un futuro inmediato”, subrayó Rodríguez Roldán.
La experta, destacó que la pobreza no solo es carecer de lo mínimo, es decir morirse de hambre. Sino que también tiene que ver con no poder satisfacer las necesidades adecuadamente. Entiéndase por tener oportunidades limitadas para desarrollar capacidades y alcanzar aspiraciones y calidad de vida. Y no tener la libertad o capacidad de tomar decisiones.
Al respecto, expresó que ha habido un cambio en la percepción sobre la pobreza y las personas empobrecidas. “Mi hipótesis es que hemos desarrollado un discurso que en lugar de estar en contra de la pobreza estamos en contra de las personas empobrecidas”, dijo mientras señaló tres mitos sobre la pobreza, latentes en la mentalidad de los puertorriqueños: “En P.R. no hay pobreza, no somos Haití, aquí la gente no pasa hambre”, “En P.R. quien es pobre es porque quiere”, “Las asistencias gubernamentales cubren las necesidades básicas y desincentivan el trabajo”.
Según datos del Centro para una Nueva Economía en 2008 se encontró que un 40 % de las personas empobrecidas entre 20 y 64 años de edad estaba en la fuerza laboral y un 26.2 % estaba empleado al menos a tiempo parcial. Asimismo, alrededor de 45.1 % (558,535 hogares) están bajo el nivel de pobreza en P.R. De estos, un 79.3 % de los hogares participantes del Programa de Asistencia Nutricional recibe el equivalente a $3.64 al día por individuo y $7.89 al día para las familias.
El último tema Empatando la pelea: Inseguridad alimentaria en madres pobres con jefatura de familia y sus hijos e hijas participantes del Programa Head Start en cuatro municipios de Puerto Rico estuvo a cargo de la Dra. Olga I. Bernardy Aponte, directora de la división de análisis y política social de la UPR, recinto de Río Piedras.