Las enseñanzas de la Iglesia Católica destacan la importancia de la mujer dentro de la sociedad y como parte de la Iglesia. Su tarea en la difusión de la fe y los valores cristianos es tema de reflexión en varios documentos del Concilio Vaticano II. En todo momento los documentos hablan de “promover la dignidad de la mujer y su responsabilidad dentro de diferentes esferas sociales”. La afirmación de la dignidad de la mujer se hace patente en los Evangelios. Jesús en su predicación hablaba con ellas, cosa que pareció escandalosa, dentro de las costumbres de la época y permitió que fuesen sus discípulas (Lc 8,1); fueron ellas quienes le acompañaron en su acto supremo de sacrificio: la cruz (Lc 23, 27-31) y las primeros testigos de la Resurrección (Mc, 16, 6-7).
En su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco afirma: “La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones” (103). El Papa se refiere a su atención al servicio de otros, a la forma de socialización menos competitiva y a su capacidad de formar hombres y mujeres de fe, como transmisora primordial de los valores cristianos, en su rol de madre. Estas características de la mujer, que la distinguen del varón, no solo por socialización, sino por su propia naturaleza, se reflejan en la imagen perfecta de la mujer: María, Madre de Dios.
El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo esposo, que se entrega en la Eucaristía, afirma el Papa Francisco, no implica una dignidad mayor del sacerdote, sino una función, y en la Iglesia las funciones no dan lugar a la superioridad de unos sobre los otros. Para la Iglesia, una mujer, María, tiene una participación protagónica en los misterios de la redención y de la salvación. (EG 104) El Magisterio de la Iglesia a través de diversas épocas establece que la mujer debe tomar una participación activa en todas las expresiones de la vida social y en todos los lugares en los que se tomen decisiones importantes, incluyendo la Iglesia.
El Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, establece la igual dignidad del hombre y la mujer (145). Ambos, hombre y mujer, se complementan. De esta forma cada uno es ayuda del otro, aportando sus características únicas para crear una diversidad armoniosa. El yo del uno y de la otra no son antagónicos, ni jerárquicos, sino que están llamados a la comunión. De esta nace la familia humana, la célula básica de la sociedad. (CDSI 209-212) Recalca San Juan Pablo II que: la igualdad esencial del hombre y la mujer, desde el punto de vista de su humanidad, se refleja en la descripción de la creación del Génesis. Desde el principio aparecen como una unidad de dos. (Carta Apostólica Mulieris Dignitatum, 7)
La iglesia reconoce y respalda la presencia de la mujer en el ámbito laboral, por eso reclama el derecho de la mujer a educarse. Reconoce que la participación laboral ha provocado una transformación en las responsabilidades de la mujer. La Iglesia, en su Doctrina Social, reclama que a la mujer trabajadora se le garanticen derechos que le permitan realizar su labor insustituible como madre y a la misma vez su promoción y desarrollo en el mundo laboral. También condena que persistan muchas formas de discriminación contra la mujer en la esfera del trabajo. Favorece la estructuración del trabajo de modo que reconozca la doble función de la mujer en el trabajo y en la familia (Ref. CDSI 295).
La Iglesia también condena enérgicamente la violencia contra la mujer. Esta se manifiesta en ofensas, abusos, violaciones, inducción a la prostitución, trata de blancas. Estas acciones, en opinión del Papa Francisco son una herida social. En el fondo nacen de una idea machista que no es cónsona con el concepto católico de igual dignidad de hombre y mujer. Dios nos creó con diferencias esenciales a nivel sexual, sicológico y emocional, pero a pesar de estas diferencias somos llamados a la unidad en Dios y hacia un mismo camino: la santidad.
(Puede enviar sus comentarios al correo electrónico: casa.doctrinasocial@gmail.com)
Nélida Hernández
Consejo de Acción Social Arquidiocesano
Para El Visitante