En la víspera de la fiesta de todos los fieles difuntos se celebra lo que hoy conocemos como Halloween. Cada 31 de octubre, grandes y chicos salen a las calles disfrazados en búsqueda de dulces y ‘pasarla bien’. ¿Será bueno esto para los católicos o implica algo más?
Según una consulta a la Real Academia de la Lengua Española en su cuenta de Twitter, la Academia aclara que “Halloween es un acortamiento de All Hallow’s Eve”, que significa Víspera de Todos los Santos. Su nombre proviene de la vigilia en donde se recuerda a “todos estos hombres y mujeres que a lo largo de la historia de la salvación han vivido una vida de acuerdo con la fe y el evangelio, que ahora están gozando del premio de la vida eterna”, comenta en conversación con El Visitante Monseñor Francisco Medina, párroco de la Parroquia San Pablo de Puerto Nuevo en la Ciudad Capital: San Juan.
¿De dónde proviene esta fiesta?
Halloween es una de las más antiguas tradiciones en todo el mundo. Proviene de la cultura celta mucho antes del cristianismo, quienes celebraban la fiesta de “Samhain” cercano al 31 de octubre como símbolo de la llegada de la muerte. Ellos creían en que las almas de los fallecidos que regresarían a visitarlos durante este tiempo.
Luego, “cuando los celtas son evangelizados por los cristianos hay un cierto tipo de sincretismo religioso entre esas ideas de los celtas y la solemnidad de Todos los Santos”, aclara Mons. Francisco.
Los disfraces
Según las creencias antiguas, las personas se disfrazaban de esqueletos y fantasmas para parecerse a los espíritus que venían del otro mundo, y asumían que de esta manera no les harían daño. Hoy día las personas se visten con trajes y caretas de demonios, brujas, esqueletos, superhéroes, siendo esto “un culto a la muerte y sed de venganza”, afirma Monseñor Francisco.
Por otro lado, explica que la frase trick or treat proviene de las persecuciones de los católicos en Inglaterra. Se dice que los católicos que no querían aceptar la religión anglicana eran perseguidos hasta su casa, a donde llegaban personas a decirles “me das algo (a cambio) o te quemamos la casa”, expone como un ejemplo.
¿Afectará eso a la fe y devoción de los católicos?
Sobre este tema, la Iglesia cada año se pronuncia al respecto, diciendo que “no se puede pensar que (estas actividades) son indiferentes o que son una cosa de niños, porque no lo son”.
El párroco de Puerto Nuevo expresa que “el mismo fundador de la religión satánica, Anton LaVey, decía que el 31 de octubre era el día que más manifestaciones ocultistas había, ritos demoniacos, misas negras, pactos con Satanás, lo que supone uso de sustancias controladas, asesinatos, hacer conjuros, práctica de Quija, etc., que son portales para atraer el mal”. Además, indicó que la Iglesia Católica pide cautela con este tema, y que los padres supervisen las actividades de sus hijos para evitar situaciones lamentables en un futuro.
Totalmente convencido de que Halloween es una fiesta de la muerte y la maldad, monseñor también cree que las personas no se dan cuenta de esto y que, sabiendo de la existencia del demonio, indica que esta celebración es “altamente peligrosa”. Monseñor Francisco hizo referencia a San Pedro en su primera carta mencionando que “el diablo ronda como león rugiente buscando a quien devorar” (1 Pe 5, 8), haciendo alusión a que también nosotros debemos estar vigilantes y firmes en la fe para no ser corrompidos por creencias y actos que conducen al mal.
¿Halloween cristiano?
Sobre si cree que se puede cristianizar la fiesta, afirmó que sí se puede y que se está haciendo actualmente: “se llama Holywins, y lo están haciendo en muchas iglesias y colegios, los niños se ‘disfrazan’ de grandes santos de la iglesia y van conociendo la vida (de esos intercesores)”. Esta actividad está tomando mucha fama en los últimos años en nuestra iglesia, tanto así que actualmente parroquias les dan la oportunidad a niños vestidos de santos de participar en la celebración de la solemnidad de Todos los Santos.
Añadió también que esta fiesta llegó para quedarse y que por más que se luche, siempre habrá un grupo en la sociedad que realice estas actividades paganas. “Ya que llegamos a tenerlas, vamos a cristianizarlas. Yo creo que eso es lo único que podemos hacer”, argumentó. Finalmente, el sacerdote arquidiocesano concluyó diciendo que lo más importante no es lo que se celebra, sino la intención y la conciencia que se tiene de la fiesta.
Jorge L. Rodríguez Guzmán