(Entrevista con un iraquí católico caldeo migrante)

Imagine por un instante que el día de hoy tiene que salir huyendo de su hogar y de su país porque lo han identificado como católico y tiene una amenaza inminente de ser asesinado. Sus pertenencias, la historia de su familia, todo queda atrás y no puede cargar más que sus documentos y lo que tiene en sus bolsillos. Si esto le parece exagerado, Sam Senawi, un católico caldeo iraquí que migró a EE.UU. luego del golpe del Estado Islámico (EI), relató parte de la historia cuando él y su familia se vieron obligados a huir y explicó la difícil situación que viven los cristianos en Iraq.

Cuando aconteció el golpe del EI a Mosul y otras regiones en Iraq, “fue algo totalmente nuevo para nosotros, fue un atropello”. Para Sam los extremistas radicales que militan en el EI no son de Iraq, más bien vinieron de otros países con la intención de destruir. Tras el ataque extremista Sam y su familia entendieron que era prácticamente el fin para la cristiandad en su País por una simple razón: “Cuando vivíamos en Iraq no había la ley del yihad (convertir a todos al Islam), esto no era popular, la gente se vestía como quisiera o según sus tradiciones y eran aceptados en gran parte del País. Se convivía en paz”. La furia del EI con el yihad mediante la fuerza y las armas se desató contra los cristianos iraquíes para molestar a los países del Occidente y Europa. Según el católico de rito caldeo, los extremistas luego vieron una nueva oportunidad de expandirse solapadamente en los campos de refugiados.

Así Sam y todos sus seres queridos tuvieron que elegir entre tres opciones: (1) aceptar el yihad y convertirse; (2) vivir en la clandestinidad y enfrentar una masacre potencial; o (3) migrar con la posibilidad de vivir su fe en otra parte. Desesperados por la vida de sus hijos y nietos optaron todos por la tercera vía. “Éramos un millón de cristianos caldeos que vivíamos tranquilamente en comunidad en Iraq, hoy difícilmente llegan a 250 mil cristianos allí”, indicó.

Del mismo modo, explicó que musulmanes y los militantes del EI no son lo mismo y la diferencia radica en el fanatismo y el extremismo. “El EI es un grupo de fanáticos musulmanes que viven en el siglo 16, pero usan tecnología moderna para matar gente. Ellos piensan que todos deben ser musulmanes con la implantación forzosa del yihad mediante el uso de armas”, señaló. Cuestionó por qué no dan ejemplo de su trabajo y valores para convertir, en vez del calibre de sus armas. Para entender un poco más la problemática el iraquí precisó que nunca existió un tal “estado islámico” bajo el Partido Baaz Árabe Socialista o después de la invasión de EE.UU. en la guerra del Golfo. Más bien, fue bajo la administración del presidente, Barack Obama que creció el problema y se dividió Iraq en tres partes, “para diseñar la salida del cristianismo fuera de Iraq y fue Obama que luego aceptó solo 3 % de los refugiados iraquíes cristianos y 97 % musulmanes”.

Luego de migrar hoy se siente libre de practicar su fe y ora por sus hermanos que han optado por practicar su fe de manera clandestina en su tierra, razón por la que continúa la migración cristiana de Medio Oriente. Sobre sus hermanos católicos caldeos en Iraq sostuvo que “esos dos mil años de historia hoy ya no los protegen…”.

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