“Hermanos: Alégrense siempre en el Señor; les repito, estén alegres” (Flp. 4, 4). Esta es la exhortación que se nos hace en la celebración de Gaudete, o Domingo de la Alegría: estar alegres porque se acerca el día para el que nos hemos estado preparando durante este Adviento.

¿Qué significa Gaudete?

Gaudete quiere decir gozo. Todo lo que es parte de este domingo nos lleva a avivar la espera del Señor, que ya está cerca”, explicó Padre José Gustavo Torres Vega de la Parroquia Santa Rosa de Lima de Rincón a El Visitante

Esta celebración se realiza durante el tercer domingo de Adviento como aviso de que ya se acerca el Nacimiento del Salvador. “La Iglesia nos dice que es el momento de terminar la preparación para la Navidad. No solamente es una conmemoración de la primera llegada de Jesús al mundo, sino que también en el presente Cristo quiere nacer y habitar en nuestro corazón, para traernos paz y alegría”. 

El Domingo de la Alegría, o Domingo Laetare, también se celebra el cuarto domingo de Cuaresma como anticipo de que la Pascua del Señor está cerca. Mientras que Gaudete significa gozo, Laetare significa alegría. 

“Este domingo utilizamos el color rosa que significa gozo o alegría”, y lo podemos ver en los ornamentos, en la vestimenta de los sacerdotes y diáconos, y en la tercera vela que se enciende en la corona de adviento. Durante los primeros domingos de adviento se utilizaba el color morado, como signo de penitencia y humildad que nos garantiza la felicidad. 

¿Es compatible la penitencia con la alegría?

“Lo que el señor nos está diciendo a través del Adviento es que éste es el momento que nos está regalando para poder cambiar y mejorar en muchas cosas. Y a través de esa reflexión personal iremos formando un nuevo camino en el Señor procurando alejarnos de toda ocasión de pecado y corregir lo que no hemos hecho bien. La alegría está en que lo que estamos haciendo es por un bien, no solamente para mí sino también para los demás. Está en dar de lo que el Señor me ha dado, en el perdón, la misericordia y en ser semejante a Él”, expresó el párroco de Santa Rosa de Lima de Rincón. 

Durante el primer y segundo domingo de Adviento se nos invitó a reflexionar sobre nuestra vida espiritual y a preparar nuestro corazón para la venida de Jesús. Sin embargo, este tercer domingo de Adviento nos hacer ver que pronto disfrutaremos de los beneficios de lo que hemos trabajado durante este tiempo de espera y reconciliación. Durante este tiempo nos hemos estado preparando para tener un encuentro verdadero con Jesús.

El Padre José Gustavo quiso hacer una invitación a no dejarse llevar por el consumismo y el materialismo. “Busquen lo que realmente es necesario: tener un corazón como el de Cristo, lleno del amor de Dios para poder compartirlo con los demás en esta Navidad. No nos enfoquemos en regalar cosas sino buenas acciones, amor, misericordia, perdón y servicio”. 

¿Existe una clave para la alegría?

Para llegar a ser plenamente felices es inevitable pasar por momentos difíciles. Sólo reconociendo los momentos duros podremos reconocer también los momentos de regocijo. Pero la clave para la alegría no está en quedarnos en los momentos tristes y dolorosos, sino en “poner nuestra confianza en Jesús y abrirle nuestro corazón”. En ocasiones buscamos llenarnos con cosas materiales, o buscamos la felicidad en personas y placeres, pero siempre se experimenta un vació en el alma. Sin embargo, cuando tenemos a Jesús en el corazón tenemos el gran tesoro que hace que la vida tenga sentido y valor, que cobre fuerza. Tenemos a quien nos ayuda a vencer las adversidades, y que nos hace ver que no necesitamos nada más porque lo tenemos todo. El adviento nos lleva a poner nuestra mirada en Jesús y que en Él se centre todo”, finalizó Padre José Gustavo. 

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com

Twitter: jrodriguezev 

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