Homilía por Pentecostés y boda de Amalia Burgos y Ricardo Imbert en la Iglesia San José del Viejo San Juan
Celebramos un sacramento en medio de otro sacramento. Pues celebramos el sacramento del matrimonio dentro del sacramento de la Eucaristía. Ambos son sacramentos del amor.
En el matrimonio Dios bendice el dulce amor de los novios, Amalia y Ricardo, con una bendición sacramental. Amalia y Ricardo, hoy Dios mismo bendice su amor hecho unión, hecho deseo de compartir toda una vida juntos, como una sola carne, con un amor de esposos que prefigura el amor de Cristo por su Iglesia, por esta Iglesia.
Por su parte, el sacramento de la Eucaristía representa el Amor de los Amores, el amor que triunfa en la cruz, el amor que resurge luego de padecer, el amor infinito y misericordioso de Dios por todos y todas, el amor de Jesús eucarístico que es un amor que permanece en medio de su iglesia, siempre iluminado por la llama que es llama del amor que nunca perece y que siempre está ahí, presente.
Hoy su unión matrimonial se da en medio de unas solemnidades más grandes e importantes de la Iglesia: la Fiesta de Pentecostés, 50 días desde su resurrección Jesucristo desciende en medio de los apóstoles, a puerta cerrada para infundirles su Espíritu Santo, que no es otra cosa que Dios mismo, El Espíritu con sus dones y sus frutos, El Espíritu que manifiesta el amor incansable de Dios por todos y todas a pesar de nuestras fragilidades. Así es Dios; así es su amor. Siempre está presente, siempre perdona, siempre nos une y nos acerca.
Las fechas de las bodas siempre son inolvidables. Así que cuando recuerden su boda, además de recordar que fue un 3 de junio, en la Iglesia San José del Viejo San Juan, también recuerden que fue en la Fiesta de Pentecostés, una fiesta que tiene mucho significado:
- Dios desciende en forma de su Espíritu Santo sobre los apóstoles;
- Donde se manifiesta el don de lenguas, es decir, el don del entendimiento y la buena comunicación, algo tan esencial en el matrimonio;
- Donde se dejan atrás el miedo, el cohibirse, el temor para salir de las paredes de un cenáculo y para que los apóstoles profesen públicamente su amor a Cristo, su creencia en la resurrección.
- Es la Fiesta donde nace algo: aquí nace la Iglesia, nace con la fuerza del Espíritu Santo y a pesar de sus luces y sus sombras, persiste aun en nuestros tiempos haciendo caridad, llevando la palabra, alimentando hambrientos. De esta misma manera, hoy, en esta Fiesta de Pentecostés nace algo, nace un matrimonio, nace un hogar, nace una nueva familia
Pentecostés es una gran Fiesta universal de una fe siempre alegre, impetuosa y de una esperanza siempre renovada. Amalia y Ricardo, su matrimonio también lo es. Es una gran fiesta familiar de amor de fe y donde oramos siempre para que su amor sea siempre un gran amor, para que su amor siempre sea renovado y fortalecido con la esperanza que nunca decae, ni falla, ni defrauda, la esperanza que viene de Dios. […]
Mons. Roberto O. González Nieves, ofm
Arzobispo Metropolitano de San Juan