Los Obispos de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña ofrecen sus mensajes al pueblo de Dios en Puerto Rico a través de las páginas de El Visitante con motivo de la Navidad 2019.
Monseñor Roberto O. González Nieves, OFM
¡Querido pueblo santo de Dios que peregrina en tierras borincanas!
¡Feliz Navidad!
Resuenan una vez más en nuestro entorno hoy las palabras del ángel a los pastores en aquella primera Navidad: “…[L] es traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor”.
La verdad de la Navidad nunca cambia: Jesús sigue haciéndose presente; alegría que nunca se apaga, una alegría que se enciende como zarza ardiente en cuanto corazón humano se abra al Misterio de la Encarnación.
El nacimiento del Salvador es siempre motivo de la gran alegría y esperanza para la humanidad. Una alegría de la Navidad se hace plena cuando hacemos como sugiere el ángel del Señor: acoger a este Salvador que ha nacido en la ciudad de David, acoger su Evangelio y vivirlo; acoger su Evangelio y compartirlo, transmitirlo, hacerlo obrar y hacerlo fe viva y esperanza que no defrauda…
Vivamos esa Alegría porque este Salvador que ha nacido en Belén, viene hoy, viene a nosotros y nosotras en cada Navidad con la fuerza del amor transformador, capaz de destruir la violencia que nos acecha, el odio que nos divide, la indiferencia que indigna y las injusticias que nos oprimen.
Que Puerto Rico se alegre con este nacimiento; que a Puerto Rico lo alimente su esperanza y sea consolado con su paz.
Que el Señor les bendiga siempre y proteja siempre.
Monseñor Rubén A. González Medina, C.M.F. Obispo de Ponce
Navidad 2019
Parafraseando algunas palabras del Papa Francisco, les recuerdo; “Tú eres Navidad, cuando decides nacer de nuevo cada día y dejas entrar a Dios en tu alma. Eres árbol de Navidad, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida. Eres adorno de Navidad, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida. Eres campana de Navidad, cuando llamas, congregas y buscas unir. Eres también luz de Navidad, cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad, la paciencia, alegría y la generosidad. Te conviertes en regalo de Navidad, cuando de verdad eres amigo y hermano de todo ser humano. Tú eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones”. No lo olvides, tú eres Navidad.
Monseñor Daniel Fernández Torres
Obispo de Arecibo
En esta temporada de Adviento y Navidad, recordemos que Jesús se hizo uno de nosotros, por amor. Se hizo pobre, para que seamos ricos. Somos ricos cuando tenemos algo que podemos compartir. Somos ricos cuando tenemos una familia. Dios nos hizo ricos con el mayor tesoro: su Amor. Ya bien lo dijo Santa Teresa de Jesús: “Quien a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta”.
¡Felicidades!
Monseñor Eusebio Ramos Morales Obispo de Caguas y Administrador Apostólico de la Diócesis de Fajardo-Humacao
“Les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido en la Ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”, (Lc. 2, 10-11).
La Navidad es Cristo Jesús, que nació en Belén y es luz del mundo para todos los pueblos. ¡Felicidades, alegría y paz para todos en Puerto Rico, cuando celebramos el nacimiento de nuestro Salvador! El Hijo de Dios nace en Belén y viene a abrazarnos en su amor para llenar nuestras vidas de alegría, de luz, paz y esperanza. ¡Felicidades, hermanos, pues hay un Salvador que nació en Belén para todos los pueblos, y también para Puerto Rico!
En Navidad, Él, renace en todos aquéllos que le buscan con sincero corazón. Vamos a acogerle y a entregarle nuestras vidas, pidiéndole que nos sane y libere en un esfuerzo sincero de conversión y de entrega discipular misionera. Caminemos juntos en comunión fraterna y solidaria, y gestemos una Patria nueva, un Puerto Rico dispuesto a empeñarse en caminos de fraternidad y valoración de la vida de unos y otros.
Es posible ese Puerto Rico sin odios ni violencias, sin esclavitudes ni discriminaciones, sin fanatismos ni vejaciones a los más indefensos. Sí, es posible levantar este País y reconstruirlo desde la justicia y el compromiso social, desde el amor y la verdadera libertad, y valorando la dignidad humana en cada rincón de nuestra tierra. ¡Es Navidad e iniciamos un Año Nuevo! Vamos a comenzar, llenándonos de fe en el Mesías Salvador y abrazando el compromiso de trabajar juntos por un Pueblo Nuevo donde Dios siempre está presente y realiza nuestra salvación. ¡Felicidades!
Monseñor Álvaro Corrada del Río, S.J. Obispo de Mayagüez
¡Feliz Navidad! ¡Qué fácil decirlo!
Cada año y cada día hay personas, negocios y hasta los efectos a posiciones públicas que nos roban la Navidad. Vulgarizan y trivializan la gran realidad de Jesucristo encarnado. Dios con nosotros.
Sí, tratan de robarle su contenido: Dios se hizo hombre para salvarnos.
No dejemos que la propaganda de negocios, que la oposición a la Fe en Cristo se roben la Navidad. Seamos alegres y decididos a mantener nuestras costumbres de fe y amor.
Muchos quieren mediatizar y manipular a Dios y al ser humano. A nosotros nos pueden engatusar y engañar. A Dios no. Dios nos creó por amor. Nos salva enviando a su Hijo único nacido de María la Virgen. Dios vendrá de nuevo, sin falta. ¡Feliz Navidad!
Mons. Alberto Figueroa Obipo electo Auxiliar Arquidiócesis
Papa Francisco insiste en la necesidad de ternura que tiene la gente. Ternura, virtud de fuertes, que nada tiene que ver con blandenguería. Ternura que protege sin sobreproteger ni consentir. Dios, a pesar de su frustración con el pueblo, se siente desarmado por su fragilidad y pequeñez.
Estremecido de amor dice: “Concuerdas humanas los atraía, con cuerdas de amor; yo era para ellos como quien alza a un niño contra su mejilla” (Os. 11, 4). En el Nuevo Testamento Dios mismo se hace niño, necesitado de la ternura fuerte y delicada de la humanidad. San Jerónimo, conocedor eximio de las Escrituras, comenta: “Tronó Dios en el Sinaí y los hombres, asustados, se alejaban del monte. Se oyó el llanto de un niño en Belén y todos se acercaban a contemplarlo”. Estas fiestas nos invitan a acercarnos también a contemplar al Niño Dios, a dejarnos enternecer por Él y a llevar a los demás ese don sanador.
¡Feliz Navidad a todos!