“No se puede concebir la Iglesia sin que ella actúe y testimonie de acuerdo con la misión, sin que ella sea misionera”. Así lo dejó claro Mons. Ramón Benito Ángeles Fernández, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, República Dominicana, quien conversó con El Visitante sobre la misión y la misericordia en su reciente visita a la Isla.
Ante la urgente misión en la Iglesia Universal, en el Continente americano y que el Papa Francisco ha solicitado con un énfasis en octubre 2019, el Obispo dominicano compartió una definición sencilla y cercana: “La misión es un servicio gozoso de llevar el Evangelio en nombre de Jesucristo para ayudar a que los hermanos y hermanas se encuentren con el Señor; ese encuentro tiene que producir una conversión”. Esto a tenor y en alusión a la llamada a la conversión pastoral y personal que hiciera la Conferencia Episcopal Puertorriqueña en el Decreto que establece el Año Extraordinario para la Misión en Puerto Rico.
Mons. Benito, como prefiere que le llamen y como le conocen con cariño, sostuvo que el primer paso en el escalafón del misionero es experimentar la conversión profunda y verdadera en Cristo, por Cristo y para Cristo. A partir de ese acontecimiento de fe es que se dejan todas esas influencias humanas, materialismos y egoísmos que limitan a un “verdadero misionero de Jesús”.
En la misma línea, enfatizó que todo el que se confiesa ser católico está llamado a testimoniar al Resucitado mediante esta misión evangelizadora en todo lugar, en el trabajo, la familia, el vecindario, la universidad o cualquier otro entorno.
“El misionero es el elegido, llamado y enviado para anunciar la buena nueva del Evangelio de Jesucristo, la liberación a los cautivos, el mensaje del amor a los más pobres y necesitados”, sostuvo Mons. Benito.
La misión del discípulo es sencilla. Más allá de teorías se trata de la acción de ir al encuentro y hacer presente el amor de Dios allí en medio de su pueblo en las comunidades, con los más alejados y “con una opción preferencial por los pobres y los que se encuentran en las periferias existenciales”.
Tiempo de la misericordia
Del mismo modo, en la coyuntura de este domingo cuando en el Evangelio se presentan la ley del talión y la ley de la misericordia, el prelado dominicano apuntó que “la gracia de Dios actúa a través de la misericordia”. Por eso, ella se encarna en Jesucristo fuente de la misericordia.
El mayor tiempo para ella, según indicó, es el tiempo que transcurre en el Sacramento de la Reconciliación que definió como “el tiempo y espacio de la misericordia de Dios”. Esto porque a través de él se “regala la misericordia de Dios”.
Del mismo modo, Papa Francisco que llama a “misericordiar” al prójimo, catequiza en la Carta Apostólica Misericordia et misera, al señalar que el perdón es el “signo más visible del amor del Padre, que Jesús ha querido revelar a lo largo de toda su vida”. En el mismo documento sostiene el Papa que la misericordia es la “acción concreta del amor que perdonando, transforma y cambia la vida”.
EILL