Año mariano para el discernimiento
María – Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Retiros Matrimoniales
Marzo
2 – 4 Convivencia Matrimonial Movimiento Juan XXIII
Casa Juan XXIII, Sabana Hoyos, P.R.
Cármen Cuadro Torres y Norberto Díaz Pietri 787-391-2970
Hildelina Segarra Lugo 787-949-0524
16 – 18 Familia de Jesús, Básico #187
Centro Diocesano Mons. Méndez – Arecibo
Ada y Richard 787-384-6521 / 787-486-6521
16 – 18 Emaús para adultos
Comunidad Misionera Villaregia
Para informaciones: Rita Tel 787-718-6010
E-mail: cmvar@hotmail.com
Tel. y Fax: +1-787-880-1603
Reflexionar
Construyendo la Familia en la casa y en la Iglesia
Éxodo 2, 1-10 El nacimiento de Moisés
Salmo 127 Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan sus constructores
Hebreos 11, 23-24 Por la fe los padres de Moisés, viéndolo tan hermoso, lo escondieron
Mateo 2, 13-15 José se levantó, tomó al niño y a la madre en plena noche y partió con ellos camino de Egipto
En el Caribe la familia se sigue viendo afectada negativamente por la herencia de la esclavitud y por nuevos factores como la migración de los padres, los problemas económicos y la violencia doméstica. Para afrontar esta realidad las Iglesias del Caribe trabajan para proporcionar apoyo tanto a las familias nucleares como a las más extensas.
Reflexión
Las familias tienen una importancia capital para la protección y el cuidado de los niños y las niñas. Los relatos bíblicos de la infancia de Moisés y de Jesús, que estuvieron ambos en peligro mortal por las órdenes asesinas de gobernantes enojados, expresan bien lo vulnerable que pueden ser los niños y las niñas a las fuerzas externas. Estos relatos también reflejan cómo se pueden llevar a cabo acciones para proteger a estos pequeños y pequeñas. Mateo nos presenta un modelo de paternidad que es amorosamente fiel a la voluntad del Señor, especialmente en tiempos difíciles.
La Escritura ve a los niños y a las niñas como una bendición y una esperanza para el futuro. Para el salmista son «como flechas en la mano del guerrero». Como cristianos compartimos una vocación común a vivir como redes de apoyo familiar, confiando en el poder del Señor en la tarea de construir comunidades fuertes en las que los niños y las niñas sean protegidos y puedan florecer.
Oración
Dios misericordioso,
enviaste a tu Hijo para que naciera en una familia como las nuestras,
con antepasados que eran tanto justos como pecadores.
Pedimos tu bendición sobre nuestras familias
en sus casas y en nuestras comunidades.
Oramos especialmente por la unidad de la familia cristiana,
para que el mundo crea.
Lo pedimos en el nombre de Jesús.
Amén.
La diestra de Dios
está escribiendo en nuestra tierra,
escribiendo con poder y con amor;
nuestros conflictos y nuestros miedos,
nuestros triunfos y nuestras lágrimas,
son grabados por la diestra de Dios.
Fuente: Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos