La Coalición Ecuménica e Interreligiosa desea a todo el pueblo puertorriqueño una Feliz Navidad. En este tiempo de Adviento en el que nos encontramos, los cristianos y cristianas se preparan para celebrar el nacimiento del Niño Dios. Esa preparación nos invita a reflexionar profundamente en el misterio del amor de Dios que toma forma humana y en la persona de Jesucristo que habita entre nosotros y nos prepara, nos enseña, nos traza el camino. El nacimiento de Jesús es anunciado a personas sabias que pueden discernís en la luz radiante y potente de una estrella, que un gran acontecimiento está ocurriendo en la humanidad. Esa estrella luminosa les llevó hasta un humilde portal donde se encontraron con la Virgen María, José y Jesús.

¿Qué mensaje trae esta Navidad a nuestro pueblo puertorriqueño? ¿Qué reflexión nos invita a hacer la humildad de Jesús, su nacimiento en un pesebre, la carencia de todo bien material que rodea su nacimiento? ¿En dónde se encuentra la verdadera grandeza, la verdadera riqueza de un pueblo? ¿En su poderío económico o militar, en las acciones bancarias que pueda poseer en los centros de poder? ¿En centros comerciales estibados de miles de ofertas materiales que invitan al consumismo prometen alegría, felicidad a aquellos que las puedan obtener?

Este año 2015 nos sorprende con la realidad de que este mensaje no solo deseamos dirigirlo a los boricuas que viven en nuestro suelo. Cerca de 5 millones de puertorriqueños viven en la diáspora, celebrarán muchos por primera vez la Navidad fuera del calor de nuestro archipiélago borinqueño. Las condiciones actuales de crisis económica y social probablemente harán, que esta Navidad tanto para los que viven fuera así como los que estamos en suelo puertorriqueño, más breve que en otros tiempos. Para ellos también es este mensaje y nuestro mayor deseo de bien en estos días que celebramos la Natividad.

La estrella de Belén igual que los destellos y luz que vemos irradiar de nuestra bandera borinqueña nos invitan, nos animan a mirar el presente y el futuro de Puerto Rico con esperanza. Los signos de la Navidad nos convocan a la unidad, a la lucha, a procurar levantarnos de este momento histórico, no con prebendas o limosnas, sino con nuestras capacidades y habilidades, nos invita a mirarnos a nosotros mismos con ojos de esperanza y posibilidades. A la vez, como cristianos tenemos la gran responsabilidad de señalar los actos de corrupción que laceran la fibra social y ha causado el saqueo de nuestra riqueza nacional, que a fuerza de grandes sacrificios, fue creada por servidores públicos honestos y comprometidos con Puerto Rico.

El pronto comienzo de un nuevo año nos sorprenderá con un urgente llamado a doblar nuestro esfuerzo y trabajo para reconstruir a Puerto Rico. A que cada puertorriqueño y puertorriqueña sienta el urgente llamado a colaborar, a esforzarse desde su contexto familiar y personal por dar lo mejor de sí para levantar a nuestro pueblo de la crisis en que se encuentra e inspirar a otros a actuar de la misma manera. En este proyecto de reconstrucción de nuestro pueblo, la Coalición Ecuménica e Interreligiosa estará presente ofreciendo el apoyo espiritual, moral y social desde nuestras comunidades de fe y acompañando crítica y solidariamente los proyectos y acciones que sean necesarias para el bien de Puerto Rico.

La Navidad nos recuerda que de lo pequeño e insignificantes puede crearse, puede gestarse, nace lo grande y poderoso que redime y salva a todos los pueblos del mundo. Como Juan, el escritor visionario del libro de revelaciones, la Navidad nos invita a vislumbrar, a ver llenos de fe y esperanza, tierra nueva y cielos nuevos, porque las primeras cosas ya habían pasado y Dios había hecho todo nuevo.

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