OPTIMO se traduce por BEST.  Así se  memorizan tres pasos de recuperación que un marido se propuso ante el rechazo de su esposa, que un día le espetó ‘no voy más; me quedo en casa, pero no quiero ningún acercamiento ni diálogo contigo’.  Dramático  final de un marido absorto en su oficio de entrenador a través de varios estados americanos, con ausencia también  emocional ante su mujer.  Pareja devota no pensó ella en divorciarse, sino vivir como extraña en aquel hogar cuidando de sus tareas, pero ajena al marido por quien ya nada sentía.  El mundo se le cayó al piso al esposo que decidió autocriticarse, y buscar ayuda para recuperar emocionalmente a su esposa.  Y llegó a la conclusión: poner en práctica las cuatro acciones del BEST. Y estas son: bless= bendecir, reconocer; edify= edificar, construir; share= compartir; touch= tocar.

 

Tuvo la suerte este marido de que la mujer fría, impasible, le dio oportunidad de (a través de mucho esfuerzo y paciencia!) practicar los pasos que obtuvo al final derrotar el hielo de las emociones.  Primero ‘BENDECIR’. Lo que significa reconocer y agradecer todo lo bueno que ella realizaba con relación al hogar.  Un ‘gracias por esa comida que tanto le gustó a los niños.  Reconozco que tu esfuerzo en adecentar la casa mientras yo trabajaba es increíble; a la verdad que yo no pude darte una mano en esa tarea como tu te merecías; un compañero habló mal de su mujer porque olvidó algo, a la verdad yo no he tenido esos reproches contigo. Doy gracias a Dios porque podemos aquí contar con tu valiosa ayuda… ‘

 

Luego ‘EDIFICAR’.  Lo que significa construir, robustecer la autoestima de ella.  Edificar hogar, cuando ella veía sus sinceros esfuerzos en que el bienestar de los que allí vivían se estaba consiguiendo.  Construir de nuevo el hogar, que se vea que le das tiempo preferente a lo que se necesita en casa.  Dedicar que también es la oración a Dios para conseguir, y por haberlo conseguido, momentos positivos para ella y sus hijos. Es como la casa deteriorada después de un huracán, que se vea la paciencia cómo poco a poco vas recogiendo árboles, levantando la cerca, reparando el techo.  Mucho había caído al piso, y ahora se tiene que reconocer (aunque no haya ánimo todavía de hacerlo) que tu interés es levantarlo todo.

 

Añade la actitud deCOMPARTIR’.  El comenzó a considerar suyas las tareas que a ella le correspondían, y a que ella viese que a él importaba lo que era de todos.  Las cargas ya no eran solas de uno, sino compartidas, y esto de forma natural, sin imponer, sin esperar incluso agradecimiento por ello.  No es tarea fácil, pues bien podía en ese momento considerar ella que obraba como un truco para conseguir lo perdido.  No hacerlo imponiendo, sino de forma espontánea: “espera, yo hago esa cama; descansa, yo atiendo a los niños; deja, yo puedo ir al supermercado…’

 

TOCAR es la parte más difícil. Porque supone que se acepta la cercanía, y en este caso ella no quería ni que se acercase.  Puede ser una palmada al agradecer lo bueno que ella lograba; o un apretón de manos cuando regresaba del trabajo junto con un ‘hola’ natural.  Todavía no hay ni el beso ni el abrazo, pero sí la palmada, o el apretón sincero de manos junto con el gracias.  Sería el método de la gota que tanto cae sobre la roca en el mismo sitio que la perfora.

Así sucedió al final en este relato.  La esposa se iluminó; vio que su esposo era de veras un nuevo marido; que sus olvidos y frialdades pasadas estaban compensadas.  Era también una pareja devota, de fe, y fue esa fe en este caso lo que le ayudó a él a sufrir el calvario de tantas caras frías y largas de la que el había prometido sería su compañera de por vida.  Se dio el milagro final, porque milagro es.  Pero ayudó al Seno trayendo agua para convertirla en vino de celebración.

 

P. Jorge Ambert, S.J.

Para El Visitante

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