La Catedral Santiago Apóstol de Fajardo se vistió de fiesta el pasado martes, 20 de julio, para celebrar la ordenación sacerdotal de P. Juan Antonio Figueroa Beltrán. A las 6:00 p.m. dio inicio la Eucaristía, presidida por S.E.R. Mons. Luis F. Miranda Rivera, O. Carm., Obispo de la Diócesis de El Yunque.
Al extremo izquierdo del altar mayor, junto al ambón, la hermosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, la bandera de Puerto Rico y la de México, y, a sus pies, un sombrero de charro, eran signo, también, de la entrega generosa del P. Juan quien, confiándose a la protección de la Madre, dejó su patria para pisar otra tierra y cumplir la voluntad de Aquel que le eligió.
P. Juan tiene 34 años, es del estado de Guerrero en México, y hace menos de un año que llegó a Puerto Rico. Es, además, el primer presbítero consagrado en la Diócesis de Fajardo-Humacao por imposición de manos y oración consecratoria de Mons. Miranda.
Durante la homilía, el Obispo resaltó la importancia de que el sacerdocio ministerial esté marcado por una profunda e íntima amistad con Jesús que le lleve a un seguimiento fiel, auténtico y transparente.
Por eso, considerando que el sacerdote representa a Jesucristo Maestro, Sacerdote y Pastor, dijo al P. Juan: “Antes de predicar la Palabra de Dios, acógela en tu corazón, creyendo lo que escuchas y viviendo lo que enseñas”.
Asimismo, le insistió: “¡Ama, ama a la Iglesia porque es nuestra madre!”, y enfatizó la importancia de la Eucaristía para el sacerdote, animándole a vivir “enamorado del altar”, ya que en el sacrificio que realizará con sus manos ungidas “descubrirás el gozo y el valor de tu propia vida”.
Además, Mons. Miranda, con afecto paternal, resaltó algunas cualidades del P. Juan: “Eres humilde, paciente y servicial; sigue así. Se tú, conserva siempre la confianza en el Señor”.
Sin dejar de lado la función que fielmente realiza la Santísima Virgen en la vida sacerdotal, el Obispo le recordó acudir a Ella en sus noches oscuras, reconociendo las palabras que pronunció a San Juan Diego en el Tepeyac: “¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?”. Y fue, justamente, la imagen de la Guadalupana la que descansó sobre el pecho del P. Juan en el momento de ser revestido con la casulla.
Antes de concluir la homilía, Mons. Miranda compartió con P. Juan un signo de la espiritualidad carmelita, la cruz, diciéndole: “Notarás que esta cruz no tiene una imagen de Cristo porque el sacerdote es otro Cristo que se entrega y se consume por su pueblo”.
Después, tuvo lugar el rito de ordenación con la promesa del elegido, la súplica litánica, la imposición de manos y la plegaria de ordenación. Una vez revestido con los ornamentos sacerdotales, el Obispo le ungió las manos con el santo crisma y le entregó la patena y el cáliz.
Finalizado el momento de la comunión, el neopresbítero se dirigió a los presentes y a cuantos seguían la celebración a través de los medios digitales. Con un tono de convicción reconoció que, en los momentos difíciles de su vocación, cuando amenazaron el miedo y el cansancio, la Eucaristía fue su fuerza, y el apoyo de tantas personas que le acompañaron.
Asimismo, manifestó su gratitud, su amor por la Isla, y su deseo de compartir lo que por gracia ha recibido en el Sacramento del Orden, revelando que, el secreto para experimentar la Misericordia de Dios, es ser generoso.
Luego, como gesto filial, el recién ordenado hizo una ofrenda de flores a la Virgen y oró de rodillas frente a su imagen.
El Rvdo. P. Juan fue nombrado vicario en las parroquias Nuestra Señora del Carmen de Punta Santiago y Nuestra Señora del Rosario de Naguabo, y Coordinador de la Comisión Diocesana de Liturgia de la Diócesis de El Yunque. Además, continuará siendo el Promotor vocacional de la Diócesis.
Vanessa Rolón Nieves
Para El Visitante