Salgamos a construir el Reino de Dios, (Lema de la graduación de la PUCPR).
Queridos lectores, comparto con ustedes la segunda parte de mi mensaje de graduación en el recinto de Ponce de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. “Estos estudiantes y todos los que hoy se gradúan tienen grandes motivos para celebrar… y como han encontrado razones para su alegría y para su esperanza llevarán buenas ‘noticias de Dios’ a este mundo aquejado. ¿Y qué noticias llevarán? Propongo tres palabras para contestar esta pregunta:
Hablamos de agradecer y de celebrar. Ahora nos toca proponer. Ustedes vinieron a nuestra Universidad, se formaron, vivieron la experiencia de Dios en ella y hoy van enviados a llevar ‘noticias de Dios’ al mundo. Pero necesitamos detenernos y reflexionar ¿Cuáles noticias llevarán ustedes como ‘corresponsales de las buenas noticias de Dios’? ¿Qué espera el mundo escuchar de los universitarios que vivieron esta experiencia académica en nuestra Universidad? Les propongo otras cinco preguntas:
- ¿Encontraron su vocación?
- ¿Cuáles son las más importantes lecciones aprendidas?
- ¿Valió la pena estudiar y sacrificarse para obtener este grado universitario?
- ¿Es cierto que la vida universitaria es ‘una forma valiosa de vida’?
- ¿Qué fue lo más valioso que encontraron en la Universidad?
Cada uno de ustedes tendrá contestaciones para estas preguntas. Permítanme un breve comentario sobre la última pregunta. Hace un tiempo en una columna en El Visitante me referí a lo que Juan Antonio Marcos escribió en el artículo Juan de la Cruz… Una mística para aprender a vivir. Dijo el autor: “Pues bien, no tendremos futuro ni como individuos ni como iglesia sino hay un cultivo de la experiencia de Dios, del Misterio”. La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico confía en que ustedes regresen al mundo a llevarles la buena noticia de que lo más valioso que encontraron en la Universidad sea haber encontrado a Dios en la vida cotidiana. Que Dios se comunica con nosotros y que “Dios es un Dios ante todo presente en la vida cotidiana”.
Al lado izquierdo del arco a la entrada de la Universidad en Ponce hemos puesto una invitación… un llamado… una convocatoria, “Salgamos a construir el Reino de Dios”. ¿Y qué significa construir el Reino de Dios? Las bienaventuranzas nos presentan una excelente hoja de ruta para salir a construir el Reino. Veamos:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los Cielos.
Dichosos los afligidos, porque Dios los consolará.
Dichosos los humildes, porque heredarán la Tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de hacer la voluntad de Dios, porque Dios los saciará.
Dichosos los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que construyen la paz, porque Dios los llamará sus hijos.
Dichosos los perseguidos por hacer la voluntad de Dios, porque de ellos es el reino de los Cielos.
Los invito a que llevemos esta convocatoria en nuestro corazón como estandarte de vida personal y profesional: consolar al afligido, ser humildes, saciar a los que tienen hambre y sed, ayudar a los que no tienen techo, a los que necesiten quienes les defiendan sus derechos, ser misericordioso, ser limpios de corazón, rechazar la mentira y los ‘arreglos’ y la corrupción, construir la paz. Queridos graduandos, Dios nos dice que si hacemos esto, que si seguimos este mapa de vida, seremos perseguidos. Seremos perseguidos porque la mentira odia la verdad, la oscuridad odia la luz. Pero vayamos al mundo a hacer la voluntad de Dios, a construir el Reino como hijos de la luz en justicia, bondad y verdad.
La Universidad hoy los envía de vuelta al mundo a llevar esperanza y a vivir como hijos de Dios que gozan de la alegría de saberse hijos e hijas de Dios, comprometidos con los más altos ideales que Jesús nos inspira y comprometidos con la civilización del amor. ¡Enhorabuena!
(Dr. Jorge Iván Vélez Arocho | presidente de la PUCPR)