Las últimas informaciones que tenemos con relación al aislamiento social, por indicación de la Gobernadora cambian. No entro en detalles de lo dicho por ella pues es conocido por todos.

No soy médico, ni especialista en la materia, simplemente un sacerdote católico, misionero del Reino de Dios y discípulo de Jesucristo y observador de la sociedad. Creo que ha vencido y se ha impuesto el poder económico de la isla que piden reabrir la economía. Sin darle prioridad a la salud y a la vida de un pueblo. Pues los números de los afectados hablan por si solo. Y la situación de los hospitales es preocupante.

Debemos respetar la decisión de las autoridades, y de sus asesores, pero les pido que cuiden su vida y la de sus seres queridos. Pues la vida de cada ser humano es un don de Dios.

Seamos disciplinados, sigamos las indicaciones que nos han dado para evitar el contagio y la propagación. Pero no abusemos del derecho de movimiento. El aislamiento es la única arma a nivel humano con que contamos para preservar la vida. Pues todos estamos en las manos de Dios. El coronavirus camina por las calles de P. R. Y no tenemos el medicamento para vencerlo, oremos por los investigadores.

Quedarnos en casa es un signo de amor al prójimo y de agradecimiento a Dios por concedernos el don de la vida. El respetar el aislamiento social es un acto de caridad, de misericordia, de bondad y de respeto al otro. Y de esperanza.

El Papa Francisco dijo: “ Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia”.

Por favor, les suplico y le imploro no salgan si no hay necesidad. Juntos con la oración y el respeto a las normas establecidas mundialmente podremos salir vencedores esta pandemia. No tengamos miedo. Dios está con nosotros.

Cultivemos la oración, la meditación de la Palabra de Dios , la lectura de buenos libros, escuchen buena música; cultiven sus relaciones familiares, que impere en sus hogares el amor, la compresión, el respeto, el perdón, el servicio, la solidaridad, la misericordia, las palabras dulces y llena de cariño y afectos. Realicen ejercicios físicos. Y cultiven el silencio. No se intoxiquen con tanta noticias tóxicas, que inquietan el alma y la mente. Tengan cuidado de ser presa de la ira, y la violencia física y verbal. Y de un uso incorrecto de la tecnología: celular, computadora, etc.

Si necesitan ayudada sicológica y espiritual usen los medios de la tecnología para procurar a alguien que los pueda ayudar. Y compartan sus preocupaciones con sus familiares y amigo, cuente con la oración de todos nosotros los sacerdotes y del santo pueblo de Dios al cual Dios siempre escucha.

Reconozco qué hay muchas personas que trabajan por cuenta propia, y que el gobierno lo conoce pues muchos de ellos rinden plantilla y pagan impuestos, en el momento actual este es un sector que está siendo muy afectado. Otros los han despedidos. Oremos por ellos y en la medida de lo posible seamos solidarios. Y que el gobierno siga saliendo en su ayuda.

El coronavirus ha demostrado que Dios y el ser humano no importa la edad, el color de piel o religión, la nacionalidad no son el centro y fin de la sociedad, si no que el dinero y el poder económico trazan las pautas para la supervivencia de la raza humana. Es triste. Cuidémonos.

Quisiera terminar con dos expresiones del Papa Francisco sobre la economía y el dinero, que sería bueno orar y reflexionar:

1- “Los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente’’.

2- “Un capitalismo salvaje ha enseñado la lógica de las ganancias a cualquier costo, de dar con el fin de conseguir sin pensar en la explotación de las personas (…) y vemos los resultados en la crisis que estamos viviendo”- El ser humano está en “peligro” y en el mundo “no manda el hombre, sino el dinero”.

FELICIDADES PUES JESUS RESUCITO! Y ES NUESTRA FORTALEZA Y ESPERANZA.

Por P. Danilo de Js. Martínez Duarte
Para El Visitante

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