Para vivir la castidad en el correcto uso de la sexualidad el camino a seguir es el matrimonio y el celibato. El sacerdocio en la Iglesia Católica está reservado para los que viven célibes, no por ellos mismos, sino “por el Reino de los cielos” (Mt 19, 12). Para profundizar en la llamada de Dios a la vida sacerdotal y esta elección como estado de vida permanente el semanario conversó con varios expertos en formación vocacional.

¿Origen divino o humano?

Mons. Elías S. Morales Rodríguez, Rector del Seminario Interdiocesano María Madre de la Providencia en Ponce y Vicario Judicial de la Diócesis de Ponce, señaló que para poder abordar el tema hay que asimilar que el estado de vida celibataria “es un don de Dios que nos trasciende”, “un regalo”, “un signo de la eternidad”, “es más un testimonio que una palabra” y “es iniciativa de Dios”. Aceptó que por ser producto de la gracia divina puede ser contradictorio para la mentalidad del mundo y ciertas visiones de la sexualidad humana.

“Los Apóstoles se lo presentaron así a Jesús cuando hablada del matrimonio como uno indisoluble. Ellos se quedaron admirados por la afirmación de lo que implica el matrimonio y decían, ¿valdrá la pena casarse? Entonces Jesús le dice que algunos han quedado célibes por opción, otros lo han hecho por la gracia porque Dios le ha regalado ese don. Dios hace un regalo. Cuando el otro extiende su mano lo hace suyo”, reflexionó el presbítero de la Diócesis de Ponce.

Una entrega como la de Jesús

Explicó que luego de ser don, es un es un ejercicio de libertad y cada candidato al sacerdocio reconoce lo que implica, su riqueza como un cause para ejercer el ministerio sacerdotal y “fundamento para hacer de tu vida una entrega total a Dios, a la Iglesia y a los hermanos”. Es simplemente entregar la vida como Jesucristo la entregó y “hacernos uno en la persona de Cristo”. 

Describirlo como una práctica, disciplina, requisito, ley y tradición “dicen algo del celibato, pero no dicen lo que es”. Esto porque se puede partir de la ausencia, del vacío por no adoptar la vida matrimonial. Esto crea una percepción de un limbo y hasta las clásicas interpretaciones distorsionadas de que es una imposición al sacerdote.

Sobre el proceso formativo

“Ciertamente, hay un proceso de formación en el seminario donde primero se hace discernimiento de la vocación como llamado universal a la santidad. Dentro de ese llamado, se reconoce el llamado especifico al sacerdocio ministerial. Cuando comprendes lo que es el sacerdocio ministerial entonces reconoces y asumes libremente el celibato porque la libertan no es otra cosa que encontrar una verdad y hacerla mía porque contiene un bien”, resumió Mons Elías.

Solamente al comprender la esencia del ministerio sacerdotal se puede asumir el celibato. “Se puede distinguir lo que es esencial al sacerdocio ministerial. El celibato no es esencial al ministerio sacerdotal, mañana pueden derrocar el celibato y seguimos siendo sacerdotes como siempre. Pero el celibato va unido al ministerio sacerdotal como cauce para poder ejercerlo desde el amor, la libertad, la entrega total e incondicional. […] Cuando asumo a Cristo, lo asumo en su totalidad e integridad. Jesús es el célibe por excelencia y fuente de castidad”, dijo el sacerdote natural de Jayuya.

El mismo Catecismo de la Iglesia Católica (Núm. 1579) versa: “[…] Llamados a consagrarse totalmente al Señor y a sus “cosas” (cf 1 Co 7, 32), se entregan enteramente a Dios y a los hombres. El celibato es un signo de esta vida nueva al servicio de la cual es consagrado el ministro de la Iglesia; aceptado con un corazón alegre, anuncia de modo radiante el Reino de Dios (cf PO 16)”.

¿Por qué se pide guardar el celibato a sacerdotes?

A la pregunta obligada de por qué la Iglesia pide a los sacerdotes guardar el celibato, Padre Felix “Felito” Nuñez Hernández, Rector del Seminario Propedéutico Interdiocesano San Pablo VI en Naranjito y Vicario Judicial de la Diócesis de Caguas, contestó: 

“Cuando terminó el Concilio Vaticano II el mundo se preguntaba si como fruto del Concilio se iba a abrir a la oportunidad de que ministros ordenados (sacerdotes) se podrían casar. Papa San Juan Pablo VI en su Encíclica Sacerdotalis Caelibatus (Celibato Sacerdotal) de 1967 presenta las tesis y dificultades en contra del celibato. Que no es bíblico porque había gente que estaba casada, que parecería que atenta contra la antropología, que hay iglesias que tiene ministros casados… Da tres grandes razones: cristológicas en virtud de que Cristo lo hizo y nos sirve de modelo; eclesiológicas, en virtud de favorecer que se puedan entregar más plenamente a la acción por la iglesia -como dice San Pablo en I Cor 7, 32-; y escatológicas, en virtud de ser signos del futuro porque en el cielo no vamos a estar casados”.

Padre Felito añadió que se tiene noción del celibato desde el Concilio de Esmirna del año 305. “Tenemos 17 siglos con ese don. San Pablo lo describe como un don y San Pablo VI lo solicita para sus ministros”.

Relaciones sanas y un puente hacia Dios

Padre Felito abundó lo siguiente sobre los que ingresan al seminario. “Es importante que sea capas de ser amigo, de fomentar relaciones sinceras, en la formación humana. En lo académico se le enseña con documentos que justifican el crecimiento y estudio de virtudes y desarrollo humano desde la inteligencia de los tratados psicológicos. En lo espiritual los Sacramentos y la oración de recibir ese don. En lo pastoral allí aterriza todo lo recibido. En el horizonte formativo está establecer relaciones sanas para ser un puente que conduzca a Dios”.

Ver el celibato como una carga o una imposición alude a no comprender este don que tiene es un gran valor. ¿Acaso una barra de oro no tiene un peso y un valor enorme a la vez? Como afirmó el presbítero de la Diócesis de Caguas y natural de Aibonito “un don cuesta y se agradece” y “se tiene que responder y cuidar ese valor”.

¿Qué piensa Papa Francisco?

Papa Francisco ha defendido enérgicamente el celibato en varias ocasiones. Durante la apertura del Simposio Por una teología fundamental del sacerdocio celebrado en Ciudad Vaticano en febrero de este año afirmó que el celibato “es un don que la Iglesia Latina custodia, pero es un don que para ser vivido como santificación requiere relaciones sanas” porque “sin amigos y sin oración puede convertirse en un peso insoportable y en un anti testimonio de la hermosura misma del sacerdocio”.

Otra reacción contundente del Sumo Pontífice ocurrió en octubre de 2019 cuando abordado por la prensa internacional en conferencia de prensa desde el avión de Panamá a Roma dijo: “Prefiero dar la vida antes de cambiar la ley del celibato” y “yo no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional”.

Enrique I. López López

e.lopez@elvisitantepr.com 

Twitter: @Enrique_LopezEV

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