La Parroquia San Juan Bautista de Maricao celebró por todo lo alto la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia convirtiéndose así en uno de los cuatro centros de peregrinación de nuestra Diócesis para ganar indulgencias durante el año 2016, Año de la Misericordia.

El domingo, 3 de enero de 2016 la Parroquia San Juan Bautista vistió sus mejores galas para la solemne celebración de la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia. Esto se lleva a cabo por decreto del Papa Francisco y encomendado a todos los obispos del mundo. En nuestra diócesis han sido designados cinco templos para recibir indulgencias. Estos son la Santa Iglesia Catedral Nuestra Sra. de La Candelaria de Mayagüez, el Santuario Protomártires de la Inmaculada Concepción en el Barrio Espinar de Aguada, el Santuario Mariano de Nuestra Sra. de Schoenstatt en Cabo Rojo, el Templo Parroquial de San Juan Bautista de Maricao y la Basílica Santuario de Nuestra Sra. de La Monserrate en Hormigueros. La ceremonia dio comienzo a las 9:30 a.m. con las actividades propias del ritual de apertura dirigido por el obispo de la Diócesis de Mayagüez SER Mons. Álvaro Corrada Del Río, S.J. acompañado por el párroco de Maricao, padre David Pérez Méndez.

Feligreses tanto de locales como de parroquias de toda la diócesis llegaron hasta la iglesia para presenciar este evento que marca un hito histórico en Maricao, ya que es la primera vez que el pueblo es designado como lugar de peregrinación. Dicho honor corresponde en gran parte a que en el interior de la iglesia se encuentran enterrados los restos de Monseñor Romualdo Ortiz, sacerdote que gozaba y aún goza de una gran admiración entre la feligresía de todo Puerto Rico y quien se encuentra en proceso de estudio con miras a iniciar el proceso de su beatificación.

El obispo Corrada recalcó en su homilía de la misa dominical todas las virtudes de ser misericordioso para con el prójimo haciendo énfasis en llevar a cabo las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos y enterrar a los muertos. Además exhortó a no olvidar las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas y rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. De acuerdo a Monseñor Corrada estas obras de misericordia deben hacerse con alegría, pero sobre todo sin miedo. La explicación de todos estos puntos los trasladó a una serie de comparaciones directas a aspectos de la vida diaria a la que nos enfrentamos como puertorriqueños. Recalcó que no se debe tener miedo al ser misericordioso y que el factor fundamental de la misericordia es el perdón, haciéndose eco de las expresiones que el Papa Francisco diera a conocer en la Misericordiae Vultus o Bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia.

Ambas partes de la celebración, la apertura de la Puerta Santa y la Santa Misa les brindaron a todos los presentes la oportunidad de experimentar lo que es realmente la Divina Misericordia. Enmarcadas en un ambiente festivo navideño, con el friíto de la montaña, con un coro excelente interpretando música jíbara y un mensaje contundente de parte de Monseñor Corrada, quedó oficialmente abierta la Puerta Santa para el Jubileo de la Misericordia en Maricao. Les exhortamos a visitar el Templo San Juan Bautista y así cumplir con uno de los factores importantes del Jubileo, la peregrinación.

(Obispado de Mayagüez)

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