Somos hoy como sociedad la consecuencia de lustros de ideologización por parte de fuerzas hostiles a la naturaleza humana. Lo que hasta hace algunas décadas se consideraba dañino o no beneficioso al ser humano se acepta o al menos se tolera en nombre de una mal concebida diversidad.
La constante propaganda mediática, manipulada y mediatizada por fuerzas poderosas, con gran poder político y económico, domina el ámbito de los medios de comunicación. Los llamados lobbiesmanipulan y deforman toda información, transformando la verdad en mentira y la mentira en verdad. Así, los modelos influyentes que en nombre de la fama y su status privilegiado han hecho irrupción en nuestros medios masivos, sobre todo producto de las redes sociales, se convierten en los llamados influencers que dictan pautas de comportamiento, aunque sean claramente destructivos de la dignidad de la persona humana.
A ello se suma la ineficacia de los sistemas educativos en general, que carecen de un currículo que forme un auténtico espíritu crítico en los alumnos. Más bien pareciera que los currículos educativos son planificados por quienes están tras esas ideologías colonizadoras, que responden a agendas transhumanistas. Nuestro gobierno se convierte en cómplice de tales ideologías. Adoptándolas y promoviéndolas hace un pobre servicio al pueblo que debe servir y en lugar de protegerlo y potenciarlo lo hace esclavo y siervo de lo que destruye la sana convivencia social.
Una intencionalidad concreta de esa ideologización colonizadora que hoy se pretende imponer es la destrucción de toda la herencia cristiana de nuestra civilización. Los discípulos de Jesús siempre seremos los que vamos contra la corriente, siendo efectivamente signos de contradicción. Por ello somos testigos de cómo una y otra vez en los centros de poder político (parlamentos, legislaturas, congresos) se presentan y aprueban medidas que atentan contra la libertad religiosa y de conciencia. Igualmente se pretende criminalizar la lucha de los valientes testigos que defienden la vida desde el origen hasta el final.
La opción por la vida y la dignidad de la persona humana es principio no negociable para los creyentes. Igualmente es principio no negociable la identidad del ser humano sexuado como varón y hembra y el matrimonio entre hombre y mujer. Es obvio que la ciencia avala que en la concepción surge un ser humano distinto del progenitor, que tiene un ADN cromo somático característico, único e irrepetible y que desde el principio es persona. Igualmente avala la ciencia que solo es posible la generación de la vida humana en la fusión del esperma masculino con el ovulo femenino.
La manipulación mediática promovida por la colonización ideológica pretende imponer una seudo ciencia que sustituya la verdad avalada por el conocimiento científico, los principios filosóficos y una antropología veraz.
Solo permaneciendo fieles a los principios que por su fundamentación recta y que responden a la naturaleza que la razón contempla y discierne podremos recuperar el norte. Los creyentes hemos de afianzar nuestra adhesión a Jesucristo que es Camino, Verdad y Vida. Es la verdad que nos hace libres de las cadenas opresoras que hoy pretenden imponerse.
P. Edgardo Acosta Ocasio
Para El Visitante