Confucio, el Famoso sabio y filósofo chino que vivió; 500 años antes de Cristo decía: “Si quieres gobernar bien a la nación, tienes que aprender primero a gobernar bien tu casa.  Si quieres gobernar bien tu casa tienes que aprender a gobernarte a ti mismo.  Si quieres aprender a gobernarte a ti mismo, tienes que aprender a gobernar tu corazón”. Y es que no basta con recibir de Dios una gran inteligencia como Salomón, o una descomunal fuerza como Sansón o un atrevimiento heroico para combatir, como David, porque estos tres no supieron gobernar su corazón.

Salomón, a pesar de tanta sabiduría, fue víctima de las mujeres que le hicieron perder la fe.  Sansón, a pesar de su fuerza increíble, cayó en manos de Dalila que le hizo saciar los ojos. David, a pesar de que era un invencible en la batalla, se dejó seducir de Betsabé y por hacerla esposa mandó matar al marido de ella. Que grandes desgracias trae a la persona el no saber gobernar su corazón.  Por eso el salmo 141 nos manda decir: “Oh Señor Dios: no dejes inclinarse mi corazón a la maldad, ni a cometer acciones indebidas”.

Es una oración que deberíamos repetir mucho a Dios, porque el corazón puede traicionarnos y llevarnos a cometer impurezas que jamás habríamos pensado que llegaríamos a cometer.  ¡El corazón es traicionero!  No hay que darle demasiados gustos porque se vuelve exigente en demasía y lleva a cometer locuras.

P. José Dimas Soberal

Para El Visitante

 

1 COMMENT

  1. Es Que Tambien Ya Los Años En Que Estamos Viviendo Ya No Son Como Antes,Por Eso Es Que Tenemos Que Tener Cuidado Cuando Vayamos Hacer Compra En Cualquier Sitio,Tambien En Cualquier Lugar,Tambien En Cualquier Pais,DLB

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