La Liturgia de la Palabra de este segundo domingo del tiempo cuaresmal presenta un relato único e interesante: la Transfiguración, un “cambio de forma” en la figura de Jesús, Hijo del Hombre. ¿Qué relación tiene este pasaje bíblico con el llamado a la sinodalidad que hace el Papa Francisco a la Iglesia Universal? 

El P. Floyd Mercado, encargado en la Diócesis de Fajardo-Humacao para Sínodo Por Una Iglesia Sinodal 2021-2024 explicó a este semanario que en el Evangelio según san Mateo (16, 21-28) –capítulo previo al correspondiente para este domingo– Jesús ya iba anunciando su pasión. Sí, ya estaba anunciándolo por ahí, pero pocos comprendían el mensaje. Les explicaba a sus discípulos que sería crucificado. Ya los iba preparando para el momento de su muerte, pero también para la gloria. “Jesús asume un cuerpo glorioso”, señaló Mercado. Al subir al monte elevado y encontrarse Jesús con Pedro, Santiago y Juan, narra el evangelista que “se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol”, (Mt 17, 2). Este suceso “es una muestra de la gloria de Dios” –añadió el presbítero–, acto que les dio esperanza a los discípulos presentes en aquel momento. Así también nos la da a nosotros hoy. 

El apóstol Pedro insistió a Jesús armar “tres tiendas: una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías, quienes se les aparecieron”, como para quedarse allí a pasar el rato. Sin embargo, Jesús les solicita irse, no para huir, sino para ir a cumplir la voluntad del Padre. Los invita a ponerse en camino, a “caminar juntos”, como anima también el Sínodo que está en curso y que tendrá su culmen el próximo año 2024. Además, Jesús les suplica que no se lo cuenten a nadie, no como un acto de “mordaza”, sino para hacer valer el propósito de Dios y esperar su tiempo, que es perfecto. 

Comunión, participación y misión 

El proceso sinodal que comenzó en el año 2021 hace un llamado a la comunión, participación y misión. P. Floyd, quien también es párroco de la Parroquia Sagrada Familia en Humacao, expuso que con respecto a la comunión Jesús trabaja de la mano con sus discípulos y los acompaña en su caminar. Es decir, existe una común unión entre todos. Dicha comunión “va más allá de lo terreno”, de lo humano. La comunión de Jesucristo con sus discípulos –igualmente con nosotros– no es temporal, sino que dura para siempre. 

A través de la historia de la salvación vemos que Jesús también hace partícipes a los apóstoles –y a nosotros por revelación– del misterio salvífico. Les comparte el plan de Dios y les invita a hacer lo mismo con los demás en el momento oportuno para hacerlo. Más adelante les (nos) asigna una misión y los (nos) envía a anunciar la Buena Nueva, a dar testimonio de los que “han visto y oído”. 

La sinodalidad, como experiencia de encuentro con Cristo, también es un proceso de escucha, de dialogo, de “conocernos con mayor profundidad” y, por supuesto de encuentro con los demás, como Iglesia y sociedad. Por eso, “el diálogo es esencial. Mientras dialogamos, vamos conociendo lo que hay en el corazón de los demás”, completó P. Floyd. La invitación que hace la Iglesia con este sínodo es a “descubrir cómo podemos crecer juntos, desde el acompañamiento y la experiencia del Dios que ya tiene un encuentro con nosotros”. 

En aquel cerro elevado, los apóstoles tuvieron un encuentro más íntimo y cercano con Jesús, lo escucharon y hablaron con él, e incluso conocieron un poco más de lo que pronto sucedería en su vida: la Pasión. Asimismo, “descubrieron al Dios que se manifiesta en todo, incluyéndonos a nosotros como parte de esa manifestación. 

En su reflexión, Mercado amplió diciendo que “hay que continuar caminando, no podemos quedarnos en la montaña. La sinodalidad nos invita también a un continuo caminar, donde Dios a través de cada palabra y espacio de escucha nos invita a descubrir que tenemos algo que decirle al mundo”. 

El Sínodo fortalece y ayuda al avance y crecimiento de la Iglesia Universal. De igual forma, pretende atender asuntos a nivel social (política, justicia social, entre otros). El proceso de consulta sinodal que se llevó a cabo hace unos meses fomentó nuevas formas de diálogo, para así ver la Iglesia desde otra perspectiva, “no tan jerárquica”. 

“La Iglesia –comentó el presbítero– también es comunión y comunidad. La experiencia sinodal nos da esperanza para seguir creciendo y acompañando a otros sectores que están apartados de la Iglesia” y de Dios. Para culminar, el P. Floyd invitó vivir en comunión, “donde todo el mundo tenga participación, porque juntos tenemos una misión: llevar el Evangelio a todos”.  

Jorge L. Rodríguez Guzmán 

j.rodriguez@elvisitantepr.com 

Twitter: jrodriguezev 

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