La Pastoral Juvenil Nacional (PJN) cuenta con un nuevo secretario que, lleno de esperanza, ideas y energía, emprenderá la tarea de liderar una de las áreas de gran importancia para la Iglesia: la juventud católica.
Giancarlo Montero Robles, quien laboró como Coordinador de la Pastoral Juvenil Diocesana en Arecibo, es -en la actualidad- sobre en quien recae la función de ser el Secretario Ejecutivo de la PJN.
En diciembre pasado la Conferencia Episcopal Puertorriqueña (CEP) avaló su nombramiento, cargo que entró en vigor el 15 de marzo de este año y que comprenderá los próximos 3 años. El joven, de 22 años, habló de la encomienda en sus manos y de su sentir frente a los desafíos con la juventud actual.
“Este reto lo aceptamos para trabajar por los jóvenes ya a nivel nacional, para trabajar con diferentes proyectos que se tienen en mente”, precisó.
De la misma forma, con emoción, aceptó que tiene grandes expectativas centradas en la formación juvenil que definió como pieza clave en los grupos de jóvenes.
“Queremos enfocarnos en la formación, algo que el joven necesita. No solamente es que se reúnan en grupos un viernes, sino que hay que formar esos líderes y ellos a esos jóvenes que se reúnen”, anticipó sobre una de sus prioridades.
Argumentó que las reuniones no se deben ver como un grupo social, más bien son un grupo de formación donde los juveniles asisten y con sus pares pueden crecer espiritualmente con actividades conforme a sus edades.
La realidad juvenil de hoy es diferente a la de otros tiempos y procuran ofrecer bases, recursos y respuestas. Aceptó que la pastoral juvenil es una de transición, pero a la vez de mucha importancia porque es donde el joven descubre su lugar en la Iglesia, tiene un encuentro con Cristo y se forma en otros aspectos.
Lo indispensable es que “esos líderes y jóvenes ya formados atraigan a los jóvenes que se han apartado enseñándoles que hay un Cristo vivo, que tenemos una Iglesia que los acoge sin importar su realidad juvenil”.
El proyecto de atraer más jóvenes a la PJN no podrá engranar sin el apoyo de los sacerdotes y de la comunidad. Por eso, Giancarlo solicitó encarecidamente la ayuda de los párrocos y de los sectores comunitarios para que fomenten, colaboren y brinden asistencia a las pastorales a través de la Isla.
“Nosotros, juntos, podemos hacer el cambio, podemos ser el joven que va a estar allí como la representación juvenil que se necesita en los templos justo al lado de los adultos”, subrayó.
Sin el respaldo de los párrocos, advirtió que no podrán cumplir con la hermosa misión de ser la fuerza renovadora de la Iglesia.
Montero explicó que la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebrará en Polonia, será prometedora por la bendición de la figura del hoy Beato Juan Pablo II, quien es el patrono de la JMJ y que entonces ya estará canonizado.
“Va a ser una Jornada muy especial; va a ser una JMJ de muchos significados. Hay mucha intriga y expectativa porque el joven conoce quien fue Juan Pablo II, conoce cómo trabajó y lo quieren mucho”, comentó.
Por otro lado, sobre la Misión Continental que emprende la Iglesia que camina en la Isla, Montero comentó que cuenta con experiencia en la labor de líneas de acción y que la PJN y las pastorales juveniles diocesanas tomarán muy en serio la misión. “Nos va a dar esa fuerza para encaminarnos a algo más formal y más directo para comenzar a trabajar con los planes y las líneas de acción”, concluyó.