A pesar de que muchos recuerdan a San Blas por el tradicional maratón que se celebra anualmente en el Municipio de Coamo, hay otros datos importantes sobre este santo.

¿Sabía que San Blas era doctor? Este aprovechaba su influencia como médico para hablarles a sus pacientes en favor de Jesucristo y de su religión para conseguir que muchas personas se convirtieran al cristianismo. Se ordenó como Obispo cuando todavía era muy joven.

Cuenta la leyenda que cuando comenzó una nueva persecución a los cristianos, recibió un mensaje de Dios para que se fuera a las colinas y escapara de la persecución. Desde allí dirigía y animaba a los cristianos perseguidos y por la noche bajaba a escondidas a la ciudad a ayudarle, socorrer y consolar a los que estaban en las cárceles, y les llevaba la Sagrada Eucaristía.

Un día, caminado en las montañas, descubrió en una cueva varios animales salvajes que estaban enfermos. El santo caminó sin miedo entre ellos, y los curó de  sus enfermedades. Poco después, unos cazadores fueron en busca de estos animales, pero San Blas los espantó y él fue capturado. Al enterarse que era cristiano, lo llevaron ante el gobernador que lo mandó a azotar y encerrar en un calabozo.

Cabe mencionar, que mientras era llevado a la cárcel; una madre puso su único hijo, asfixiado casi de muerte por un hueso de pescado atascado en su garganta, a sus pies, y el niño se curó de inmediato. Ya en la cárcel fue torturado para que renegara su fe, pero él se mantuvo firme y el Gobernador dio la orden para que lo decapitaran.

De otro lado, San Blas es conocido como el patrón de los cazadores y protector de los enfermos de la garganta. Por eso cada 3 de febrero la Iglesia realiza un rito para bendecir las gargantas de los fieles.

Para esta bendición el sacerdote consagra dos velas, y las coloca en posición cruzada frente a la garganta del feligrés y dice: A través de la intercesión de San Blas, obispo y mártir, que Dios te libre de las dolencias de la garganta y de todo otro mal. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.

(Fuentes: Varias)

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