El pasado 30 y 31 de mayo comenzaron las misas presenciales en la mayoría de las parroquias de la provincia eclesiástica de Puerto Rico. Esto luego que la Gobernadora permitiera mediante orden ejecutiva que se reanudaran las actividades religiosas, siguiendo estrictas normas de seguridad para evitar el contagio. Por esta razón, previo a que los fieles acudieran a las misas. cuatro de las seis diócesis de Puerto Rico elaboraron conjuntamente un protocolo a seguir como una medida para que los fieles pudieran sentirse tranquilos al momento de participar de la Eucaristía.
Entre las medidas a seguir están: Se invita a personas mayores y enfermas que eviten asistir a los lugares de culto; quienes tengan síntomas como fiebre o catarro no deben ir a las celebraciones ni visitar templos; los sacerdotes deben hacerse pruebas moleculares antes de proceder con la reapertura del templo; sacerdotes enfermos no podrán celebrar; habrá dispensadores de desinfectante y se exhorta a fieles a limpiar sus manos y usar mascarilla antes de entrar; las puertas del templo se mantendrán abiertas; no habrá pila de agua bendita; no se debe besar ni tocar sagrario o imágenes; se pudiera organizar un comité con profesionales de salud para asistir a párrocos; el consejo parroquial apoyará al párroco con ujieres para cumplir estas medidas; y se pide a los fieles seguir con distanciamiento social incluso en las zonas del estacionamiento.
Relacionado a la limpieza del templo se dispuso que se limpiará y desinfectará con rigurosidad y que se realizarán tratamientos de rigor a los acondicionadores de aire, como se ha establecido en otras medidas cautelares. Además, de adiestrar al equipo que se encarga de limpieza. Sobre la celebración, el rito de la paz queda omitido, un solo lector por misa, cáliz y copones estarán tapados durante la plegaria eucarística, la comunión se recibirá en la mano y los fieles se desinfectarán las manos antes de recibir la comunión, entre muchas otras medidas.
Precisamente, para la celebración de la Fiesta de Pentecostés que se celebró el domingo pasado, Padre Rodney Algarín, párroco de la parroquia San Felipe Apóstol de Villa Carolina, junto a su equipo de trabajo optaron por habilitar los terrenos donde se construirá el nuevo templo parroquial para celebrar la Eucaristía al aire libre y de esta forma evitar el contagio por el COVID-19.
Aproximadamente se aglomeraron más de 100 automóviles que se acomodaron siguiendo las normas de distanciamiento social. Las personas podían bajarse de los carros y colocar sillas al lado de sus vehículos siempre y cuando usaran su mascarilla. Mientras, en Comerio, Padre Pedro Ortiz también celebró la misa al aire libre.
De otro lado, la Diócesis de Mayagüez, restableció las misas desde el 13 de mayo, Mons. Alvaro Corrada del Río autorizó a los sacerdotes para celebrar las misas diarias de forma paulatina y cumpliendo con todas las medidas de seguridad. A pesar de que aún la Gobernadora no había autorizado que se reanudaran los cultos religiosos. No obstante, Mons. Corrada precisó en una entrevista, que decidió comenzar las misas amparándose en “nuestra libertad bajo la constitución y el bien común”. Al tiempo, aceptó que pocos fieles asisten a las misas durante la semana. Es importante recordar que aún se mantiene vigente la dispensa del precepto dominical.