Rafael Cordero Molina nació el 24 de octubre de 1790, en San Juan, Puerto Rico. Fue un negro libre autodidacta, que dedicó su vida a educar a niños esclavos y pobres quienes, por ello, no podían asistir a la escuela. Enseñaba a sus discípulos a leer y escribir, así como aritmética, geografía, historia y doctrina católica, religión de la cual era muy devoto. El pueblo lo llamaba maestro, título que él rechazaba por considerar que el único digno de llevarlo era Jesús.
Su fama de buen maestro fue tal que las familias blancas de la ciudad -algunas de ellas pudientes- comenzaron a enviar a sus hijos a estudiar con él. Se considera que esta fue la génesis de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, pues algunos de esos niños blancos que estudiaron en su escuela junto a los niños esclavos y pobres, fueron en su adultez líderes cívicos y políticos abolicionistas que lucharon hasta erradicar la esclavitud en la Isla.
Para sostener su escuelita, fabricaba
cigarros y reparaba zapatos, pues nunca quiso cobrar por sus clases. Tras años de ejercer el magisterio de manera abnegada y altruista, una organización privada premió sus servicios a la comunidad con una donación. Al verse obligado a aceptarla, distribuyó la mitad del dinero entre sus alumnos más necesitados y la otra mitad entre los pordioseros de la ciudad, quienes asistieron al acto invitados por él.
El 9 de diciembre de 2013, el Papa Francisco declaró que este hombre sencillo y justo había vivido las virtudes cristianas de una manera heroica, con lo que se abrió el camino hacia su beatificación. Como parte de su causa, se ha difundido la siguiente Oración por Rafael Cordero:
Señor y Dios nuestro, Tú que infundiste en tu Siervo, el Maestro Rafael, laico puertorriqueño, un ardiente celo por la educación integral de la niñez y una luminosa caridad para con los pobres y desamparados, haz que yo sepa también responder con generosidad de servicio a las necesidades de los que me rodean. Te pido, si es Tu voluntad, que concedas la gracia (pedir aquí el favor) de manera que Tu siervo Rafael sea elevado a los altares. Amén.
Tras la oración debe rezarse un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
Se exhorta a quienes obtengan un favor por medio de esta oración o deseen más información sobre la Causa del Maestro Rafael Cordero, a comunicarse con el abad Oscar Rivera, OSB, a la dirección postal: Abadía San Antonio Abad, Apartado 729, Humacao, PR 00792; la dirección electrónica: oscarmonje1950@yahoo.com; o el teléfono: 787-852-1616.
Doy testimonio de que la oración por Rafael Cordero hecha con devoción y confianza es escuchada por Dios; y así como su vida ha sido inspiración y la oración por él de provecho para mí, espero que también lo sea para muchas personas más, de manera que -por la misericordia divina- este Venerable Siervo de Dios sea elevado a los altares.
(Ángel Carrión Tavárez, Ph.D. )