Hay momentos en la historia que son únicos y decisivos. Se requiere que se actúe y se tomen decisiones, por más difíciles que parezcan, y se asuman responsabilidades de cara al futuro y por el bienestar de las nuevas generaciones. Si no se hace, otros tomarán decisiones por quienes no supimos o no quisimos hacerlo en su momento y la historia nos pasará la factura. Este momento ha llegado para este Pueblo que tiene su historia, su cultura, su identidad, sus valores y su gente. Por muchos años nos han engañado y manipulado con fines partidistas o haciendo juego a intereses políticos y económicos particulares, que nos han llevado a la peor crisis fiscal que haya vivido este Pueblo y en la cual nos encontramos actualmente.
Por si fuera poco, nos llegó el Chikungunya primero, y ahora el Zika. Nosotros que hemos nacido y crecido acompañados de mosquitos, recibimos la orden de acabarlos con Naled. Este es un químico que envenena el aire, amenza la salud de todos, sus efectos contaminantes y dañinos están confirmados, y ni siquiera hay garantía de que pueda acabar con los mosquitos, que nos acompañan y nos acompañarán porque somos un País tropical. Pero, en medio de nuestra ceguera política, la miopía administrativa de muchos líderes y la falta de amor a lo nuestro, ni siquiera podemos orquestar un efectivo sistema de recogido y reciclaje de neumáticos. Los criaderos de mosquitos permanecen por todas partes en el País, a través de aguas estancadas en las casas, en piscinas abandonadas, en vertederos de gomas clandestinos, entre otros.
¿Qué nos pasa Pueblo? Despertemos y asumamos la historia y nuestra realidad, asumiendo compromiso y responsabilidad a nivel personal y a nivel colectivo. Los que toman decisiones, desde afuera, responden a sus propios intereses. Nosotros debemos y podemos superar la crisis que vivimos, pero urge abandonar los individualismos y protagonismos y entrar en un proceso serio de reflexión a nivel personal y colectivo, tanto como personas, familias y pueblo. Un elemento fundamental es aprender a amarnos, valorarnos y respetarnos a nosotros mismos. Toda persona es digna y valiosa porque todos somos hijos del Creador y el Señor de la Historia, que nos ha regalado esta linda tierra para que sea nuestra casa, nos alimente y nos brinde protección. Pero, también nosotros tenemos que amarla y cuidadarla, sin violentarla ni envenenarla, para que siga siendo fértil, verde y preciosa. Abandonemos los egoísmos y fanatismos, y decidámonos a ser Pueblo; recuperemos nuestros valores de familia, la verdadera educación, la cultura e identidad de pueblo noble y generoso, la sana administración, el espíritu de sacrificio y de trabajo. Empeñémonos, juntos, en ser Pueblo, Pueblo Cristiano, Pueblo de Dios.
Hay mucha agenda por delante y muchos caminos de sacrificio por recorrer, pero tenemos que empezar por nosotros mismos. Empezemos con una mirada introspectiva, reconociendo con humildad y valentía lo que cada uno tiene que cambiar y lo que cada uno puede aportar. Puerto Rico es tarea de todos y nos ha llegado la hora: la hora de la acción y del compromiso. Podemos soñar y trabajar un Pueblo nuevo, pero sin miedo, fanatismos, mezquindades ni esclavitudes. Es la hora de trabajar todos para superar la crisis y vencer al Zika, pero, sin envenenar nuestra tierra, sanado nuestras relaciones y liberando el alma. ¡Es hora de trabajar y amar a PUERTO RICO!