La Diócesis de Caguas anunció desde el pasado 5 de septiembre, el valor del año 2016-2017 dentro de su Proyecto Pastoral. Este año corresponde vivir el valor de la contemplación. El mismo se describe como esa capacidad para mirar atentamente una realidad.
Es un valor, en cuanto es reconocimiento del otro: se mira algo atentamente porque lo que está delante es valioso, nos interpela, llama la atención y requiere una atención especial. Así, como valor nos ayuda a descubrir a los demás como un don de Dios y no un estorbo o molestia. Este valor es fundamental en el camino de la comunión al que aspira nuestra Diócesis desde el inicio del Proyecto Diocesano.
Además se descubre este valor como una actitud pastoral que permite poner atención a la realidad que nos circunda. Es la capacidad para leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio, para descubrir lo que el Espíritu pide a la Iglesia hoy. La contemplación como actitud pastoral se hace necesaria especialmente en nuestra diócesis bajo la condición de sede vacante y ante la realidad puertorriqueña de incertidumbre política, económica y social.
La contemplación se entiende también, y fundamentalmente, como experiencia religiosa. Se trata de esa experiencia que nos permite ver la realidad con los ojos de Jesús y que por ello mueve a la compasión. En este sentido se entiende como una percepción de la voluntad de Dios en la vida propia y la de los hermanos.
Para profundizar en este valor, actitud y experiencia religiosa los presbíteros de la Diócesis de Caguas, se reunieron en casa Manresa en Abonito el 27 y 28 de septiembre para su acostumbrado encuentro presbiteral. En este les acompañó la Hna. Carmen Margarita Fagot, de la Congregación del Sagrado Corazón, quien compartió el tema de la contemplación destacando ante todo la necesidad de detenerse, hacer silencio y descubrirse.
Les habló de la necesidad de desarrollar la mística de los ojos abiertos. Esa capacidad para descubrir, en la realidad que vivimos, el paso de Dios, pero sobre todo de verlo en cada persona. Verse desde la misma realidad humana acontecida en medio y con las heridas personales e históricas. La contemplación es necesaria para lograr la armonía interior: con nosotros mismos, con los demás, con Dios y con la historia.
Esta experiencia implica además vernos también en la historia de nosotros como pueblo puertorriqueño marcado por tantas heridas históricas. No puede haber proyecto histórico y camino pastoral sino es conectando con la realidad y descubriendo lo que Dios quiere para nuestro pueblo.
Este momento de iluminación fue importante para los presbíteros sobre todo ante la reflexión que en este momento se realiza y que prontamente dará luz a un documento reflexivo sobre la situación del País.
(Vicaria de Pastoral)