El pasado 19 de noviembre se celebró la Patrona Nacional, Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia, en la Catedral de San Juan en el Viejo San Juan. A pesar de las lluvias anunciadas para el fin de semana, centenares de fieles se dieron cita a las 11:00 de la mañana para la Eucaristía, presidida por Mons. Roberto O. González Nieves, ofm, Arzobispo Metropolitano de San Juan.

Antes de la misa, la Cofradía del Santísimo Cristo de toda la nación puertorriqueña y altar de la Patria junto a los fieles rezaron con devoción el Santo Rosario ante el camerín en honor a la Patrona Nacional, engalanado con flores.

Al inicio de la celebración el Arzobispo aclaró que la Divina Providencia “nos trajo la luz”, esto porque hasta ese día la luz eléctrica no había llegado al templo madre. Añadió, dirigiéndose a los presente, “y también ustedes traen la luz”.

Mons. Roberto González aprovechó la ocasión especial para catequizar sobre la devoción a la Divina Providencia. Además, explicó el valor histórico de la imagen original presente en la Eucaristía, la misma imagen que se entronizó en la iglesia madre en el 1893, que fue quemada en el 1975 y posteriormente restaurada.

“Como dijo el Cardenal Aponte ese día, ‘la mecha que quemó la imagen de la Virgen, encendió la devoción a la Virgen de la Providencia’”, articuló ante la asamblea que observaba la imagen en el presbiterio.

Además, relató el encuentro entre el Cardenal Aponte y San Juan Pablo II donde surgió la petición para que la Virgen de la Providencia fuera la Patrona Nacional. El Papa le pidió al Cardenal que consultara con los Obispos de Puerto Rico y el gobernador, para ese entonces don Luis A. Ferré. Fue así que se proclamó la Patrona Nacional el 18 de noviembre de 1968.

Sobre la Divina Providencia especificó que Dios es “providente, que ve nuestras necesidades, que actúa, que atiende con divina coherencia, a su tiempo que no es necesariamente el nuestro”. El actuar misericordioso en medio de las dificultades caracteriza a la Providencia de Dios.  Describió que la devoción a la Divina Providencia es tener fe en que Dios nunca se eclipsa, es tener la confianza que nunca  abandona, que la prueba se siente que “aprieta pero, no nos ahoga”. Afirmó que: “Ante los apagones y la falta de energía eléctrica que atraviesa gran parte del País, la Patrona Nacional apunta a otra luz, la verdadera luz que es Cristo, una luz que nunca se apaga”.

Añadió que el Papa Francisco en el 2014 se refirió a la Divina Providencia como “una de las verdades más consoladoras” y que esa fe en ella recuerda la mejor fuente de luz: la Resurrección de Jesucristo.

Uno de los momentos más emotivos fue la oración consagratoria ante la Patrona Nacional con la interpretación del himno a cargo del Coro de la Catedral, quienes animaron la ceremonia. Entre los presentes se podía palpar la devoción y confianza en la Virgen María, que protege y ampara a todos los puertorriqueños.

Luego de la bendición final, se cantó el himno de Puerto Rico mientras varios fieles ondeaban la monoestrellada. Como es costumbre, el Arzobispo aguardó a las puertas de la iglesia madre para saludar a los presentes.

Cabe destacar, que la procesión pautada inicialmente desde el monumento en honor a la Rogativa se tuvo que suspender por los distintos trabajos de recuperación que se realizan en la isleta del Viejo San Juan.

 

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