Retos, anhelos, temores y satisfacciones pudieran definir la realidad del padre en la actualidad. Para hablar de su experiencia, Rafael López Solivan, padre de cuatro hijos y presidente del Movimiento Juan XXIII en Ponce, abrió las puertas de su hogar a El Visitante. Hoy Rafael, de la mano de su esposa Rosa con quien lleva 19 años de casado, cría a sus hijos: Gabriela de 18 años, Rafael de 16, María José de 14 y Angélica de 13. Sus cuatro retoños practican deporte, música, participan de grupos de jóvenes y se forman en la fe. No obstante, el reto es día a día.

Sobre el don de ser padre, recordó la impresión del momento que tuvo por primera vez en brazos a sus cuatro hijos: “Fue una sensación bien especial, es una vida única y especial que llega al mundo fruto del amor, simplemente es una bendición y una gran responsabilidad para toda la vida”.

Mi mayor temor es…

En reflexión de la bendición encomendada por Dios, habló de su mayor temor y satisfacción. Enseñar, formar y dar ejemplo es su trabajo los siete días de la semana, pero los hijos deben vivir su vida. “Afuera estarán expuestos a relacionarse con otras personas, -espero- que tengan la preparación para enfrentar y tomar decisiones adecuadas y que sean para su bien. Claro que siempre van a cometer errores que son parte de su proceso de formación y maduración. Cuando ocurra, que sepan rectificar”, confesó. Sobre su satisfacción mayor se limitó a decir que manifiesten lo aprendido, que vivan felices como hombres y mujeres de fe y bien.

¿Hay que hablarles de Dios? Sí, dejó claro que hay que hacerlo. La presión, el ambiente, el acceso a Internet son riesgos que no se detallan en letras pequeñas cuando se tiene un hijo. Las enseñanzas de Jesús y los valores serán la forma de palear las distracciones, explicó.

Ejemplo que arrastra

Los padres deben ser modelos a seguir para poder transmitir las enseñanzas sin distorsiones, desde lo práctico hacia lo teórico. Detalló que “no debemos decir que no se debe mentir y por otro lado enseñarles a mentir, eso es una moral selectiva”.

“Los hijos aprenden a amar, a respetar, a hacer el bien, la fe y lo que es ser familia en el hogar, aquí lo ven primero. Ellos van aprendiendo, observando la relación y el trato. […] La iglesia doméstica es sitio para aprender y enseñar los valores para que ellos se formen adecuadamente”, manifestó.

Claves del padre moderno

Según su experiencia, detalló cuatro claves para vivir su rol a diario: la mejor manera de enseñar es con el ejemplo; mantener un balance entre la disciplina-respeto y la confianza-cariño que los hijos puedan acercarse sin miedo; mantener una comunicación constante en diálogo, escucha y empatía; y dedicar tiempo. Sobre este último hay que tener claro que el tiempo pasa y “si puedes jugar con ellos, hazlo”.

Finalmente, envió un mensaje a los que ostentan el título de papá -por vía natural o adoptiva-: “La presencia del padre es muy importante para dar seguridad, dirección, apoyo y aliento a los hijos. Por favor, nunca subestimen la importancia de tu presencia. Hay lugares, situaciones y momentos en que el padre debe estar y que no se puede remplazar. Esa presencia marca”.

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