Diversos estudios demuestran que los padres tienen una enorme influencia en el cuidado y la formación de sus hijos. La función del padre es exigente, en efecto la naturaleza abnegada de la paternidad es precisamente lo que les ayuda a convertirse en santos. Los hombres mostrados a continuación son ejemplo de ello.
San José
Padre por excelencia, aunque aparece en la historia de la Natividad, se sabe poco del esposo de María. Solamente se conoce que era un hombre mayor, feliz de tener un hijo de la forma que fuera y que era carpintero de oficio. Se casó con una mujer encinta de un niño que no era suyo y renunció a tener hijos propios para centrarse plenamente en la crianza del pequeño Jesús. Los padres adoptivos también son auténticos padres y su papel en la educación de los niños merece igual respeto.
Su consejo de paternidad: permanezcan junto a la familia sea cual sea la dificultad que surja.
San Luis
El rey Luis IX de Francia fue famoso por ser un gobernante justo y bueno. Su relevancia figura en esta lista por haber dado el mejor consejo que un padre podía dar a su hijo: “Debes guardarte de todo aquello que sabes que desagrada a Dios, […] de tal manera que has de estar dispuesto a sufrir toda clase de martirios antes que cometer un pecado mortal”. Luis sabía que nada en el mundo justificaba traicionar los principios personales.
Su consejo de paternidad: él enseñó a su hijo a no perseguir el éxito terrenal a cualquier precio, sino crecer y fortalecerse en virtud.
San Esteban de Hungría
Esteban tuvo varios hijos, pero por desgracia solo uno sobrevivió hasta la edad adulta. Este hijo, Emerico, fue educado en los mismos valores espirituales que su padre y se convirtió también en santo. Mientras fue rey de Hungría, Esteban hizo construir muchas iglesias y monasterios y ayudó a convertir a su pueblo al cristianismo. En su lecho de muerte, rezó a la Santísima Virgen María: “A ti, oh Reina de los Cielos, y a tu protección, te encomiendo la santa Iglesia, a los Obispos y al clero, así como todo el reino, sus soberanos y sus habitantes”.
Su consejo de paternidad: si los padres se toman la fe en serio, los hijos harán lo mismo.
(Fuente: Varias)