(Primero de varios artículos)
Hablar de acción misionera y propiamente de la misión requiere ejemplos contundentes. Uno de los mayores con los que cuenta la Iglesia que peregrina en suelo boricua es Padre Rafaél “Felo” Torres Oliver, de la Congregación de los Misioneros Redentoristas, quien celebró recientemente sus 60 años de religioso y 45 de sacerdote.
Recientemente, llegó de la experiencia festiva por sus aniversarios. El banquete y la música fue ir a la Isla de la Juventud en Cuba para ayudar en la misión con todo el sacrificio, entrega y trabajo que implica asistir a los pobres junto a los misioneros que laboran allá.
En la Isla de apenas 70 mil habitantes fue a asistir a un sacerdote redentorista dominicano, uno haitiano y varias hermanas de la Caridad de EE.UU., Guatemala, España e India. Padre Felo lo describió como un conjunto multicultural de misioneros que han dejado todo por el prójimo necesitado.
Una década en África
El misionero redentorista pasó 10 años de su vida en Niger y Burkina Faso. Aprendió francés, lengua común en la región, porque no podía aprender las 55 lenguas que se hablan en los dos países. Laboró en la misión acompañado de catequistas que conocían los idiomas y traducían.
Laboró en la formación de sacerdotes africanos. Hoy día una docena de ellos se encuentran al frente de distintos proyectos eclesiales dentro y fuera de África. “Sin duda son experiencias que te marcan para siempre. Aprendí de los viejos misioneros franceses que llegaron a los 28 años y se quedaron hasta sus 80 años”, explicó. ■
Enrique I. López López
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