El día a día del trabajo, la familia, la universidad o los quehaceres es un entorno de ruido constante y el silencio incluso pudiera llegar a asustar. Pero solo en el silencio es que se puede escuchar lo que Dios quiere decir. Así lo dejó claro P. Iván Asencio, colaborador de la Parroquia Ntra. Sra. del Rosario de Naguabo. 

Si Jesús toca a las puertas del corazón y hay distracciones, ¿cómo escuchar? Por ello, el sacerdote urgió al silencio porque desde un espacio tranquilo y en comunión con Dios es donde uno puede reconocer sus propios errores, crecer y cambiar.

“No debemos tener miedo. Si llegan distracciones, transformarlas en oración. Si algo me está distrayendo, es por algo, porque ese momento puede ser muy importante en mi vida. No podemos permitir que esas distracciones sean excusas para no estar con el Señor. Y el silencio se vuelve conversación. Se vuelve un tú a tú con el Señor. Le presentas tu inquietud y el Señor te responde”, indicó P. Iván.

Indiferencia que mata

Por otro lado, el sacerdote aludió al énfasis del Papa Francisco en practicar la fraternidad y caridad con el hermano para evitar el pecado de la indiferencia. Como cristianos, explicó, “estamos llamados a ser hermanos y la indiferencia es que no me importa lo que le pase a mi hermano”. La indiferencia es un obstáculo para crecer como cristianos y obstaculiza la caridad.

No se trata de simplemente evitar la frase “no es mi problema”, sino estar conscientes de que lo que le ocurre al otro de una forma u otra “me afecta y me compete como cristiano”. Para extender la mano y hacer la caridad es importante llevar esta iniciativa a la oración. Hay que preguntarse cómo actuaría Jesús y repasar sus enseñanzas expuestas en el Evangelio.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here