Mons. Eusebio Ramos Morales, Obispo de la Diócesis de Caguas, celebró el segundo domingo de Pascua, el Domingo de la Misericordia, en el Santuario diocesano Nuestra Señora del Carmen conocido como “Montaña Santa” en San Lorenzo el 23 de abril en la mañana. Antes de iniciar la Eucaristía, como un signo de la presencia del Obispo entre su pueblo, se podía apreciar al mismo Mons. Eusebio administrar el Sacramento de la Reconciliación fuera de la capilla.
A pesar de la lluvia esporádica, no cabía una persona más en la capilla del recinto sagrado. Los peregrinos que se dieron cita provenían de las seis diócesis. El ambiente de serenidad y paz, usual en la Montaña Santa, se podía sentir entre las cientos de personas que asistieron. Entre los fieles se apreció la devoción y fe; otros fueron a cumplir promesas.
Al inicio de la Eucaristía a las 10:30 a. m. se presentaron las intenciones y el Obispo pidió orar por Puerto Rico, por todas las pruebas que enfrenta el País y por los estudiantes. Durante la homilía explicó que Cristo resucitado concede los dones de la paz, el Espíritu Santo y el perdón de los pecados. “Estos son gracias, dones de misericordia”, describió. Este acontecimiento no puede dejar al creyente encerrado en sí mismo, sino que lo tiene que mover a testimoniar estos dones en la familia y en la comunidad.
“La Resurrección es el acontecimiento fundamental y central de la fe. Cristo resucitó y vive para siempre. […] Hay muchos como Tomás (antes de la aparición) que no creen, por eso hay que seguir anunciando y testificando la Resurrección. Porque luego de su encuentro con Jesús, Tomás dice: ‘Señor mío, Dios mío’”, dijo Mons. Eusebio
Por otro lado, destacó el papel de María en la vida de Jesús y de la Iglesia. Mons. Eusebio sostuvo ante la feligresía: “María en la Iglesia, con la Iglesia y para la Iglesia, es nuestra madre y por eso la veneramos, porque nos acompaña”. Y envió el mensaje de no olvidar la fraternidad, la solidaridad, el servicio y la asistencia al prójimo, el hermano en necesidad porque si se pierde esto “se muere poco a poco la fe”.
Antes de la bendición final, el padre y pastor exhortó a los que subieron a la Montaña Santa a “respirar de este pulmón de paz, bajen a llevar los dones del Resucitado a la comunidad y la familia sin miedo”. También destacó la presencia de la Pastoral Juvenil y bendijo a los niños presentes. Además hizo un llamado para unir esfuerzos para que el santuario recobre su sitial en la Diócesis y en el País de la mano de María.