La importancia de reservar un espacio para orar, mantener la esperanza en tiempos pandémicos y su experiencia a poco más de medio año de su ordenación episcopal fueron los temas que Mons. Ángel Luis Ríos Matos, Obispo de la Diócesis de Mayagüez, habló a este medio en entrevista. Para el prelado, separar un tiempo para retirarse a orar es “recargar baterías para volver al mundo”. Esa comunión con Dios, explicó, es esencial para poder lidiar con cada situación que se presenta a diario. 

“Jesús solía apartarse a orar y ayunar cuando tenía que realizar grandes obras y misiones. En una ocasión se llevo sus discípulos al monte Tabor a orar con ellos. Y aprovechó la oportunidad para mostrarles su gloria, su esplendor y la grandeza del poder que ellos habrían de experimentar. Pero habiéndolos cubierto en esa nube de gloria y espiritualidad, aquello fue un retiro espiritual, hubo un momento en que los sustrajo y los devolvió a la realidad como diciendo a los Apóstoles: si quiere vivir esta gloria tienen que volver al mundo, tienen que enfrentarse al mundo, vamos a bajare y a pasar por la vía dolorosa, por la cruz, y después de vivir en el mundo viviremos en el cielo”, precisó.

Sobre la pandemia y la incertidumbre que muchos viven, recordó el Salmo 23. De hecho, lo oró pausadamente para luego indicar: “Cada fiel, cada pueblo, en estos momentos de dolor no puede amontonarse. No podemos dar un paso atrás. Cuando en el camino encontramos una piedra hay dos maneras: o nos vamos por el lado y la rebasamos o brincamos por encima de ella. Lo que no podemos es quedarnos quietos porque hay una piedra en el camino”. Explicó que la esperanza y la fe, esa determinación de salir adelante, debe ser mayor que la prueba que se enfrenta. 

Continuó: “Tenemos que saltar las piedras, enderezar los caminos. Como pueblo no nos podemos rendir. Como iglesia seguimos adelante. Vienen días mejores, viene un camino mejor. Jesus lo veremos pronto glorioso, resucitado y lleno de poder. Pero antes lo vemos cruzando la vía dolorosa. Veamos la pandemia como la vía dolorosa”.

Por otro lado, a poco más de medio año de ser ordenado obispo, Mons. Ángel Luis dijo que en seis meses la tierra ha temblado menos pero “yo necesito seguir temblando”. Esto porque si deja se temblar, será signo de pierde respeto a la gran responsabilidad que Dios ha colocado en sus manos. Por eso “tengo que seguir temiendo a Dios y temblando ante su presencia, eso me hará mejor pastor”. Reconoció que le ha tocado un tiempo de gran dificultad y alejamiento, pero esto no ha sido impedimento para visitar todas las parroquias de la Diócesis a la fecha. Además, ha podido realizar los ejercicios espirituales anuales, las confirmaciones y visitas a las distintas comunidades religiosas. Indicó que es una prioridad para él poder ver y palpar la realidad que vive cada comunidad, cada sacerdote y cómo estas han sido golpeados por los desafíos recientes como la pandemia, los terremotos, los huracanes y otros. Esto para “ir haciendo un proyecto juntos y para juntos re encaminar la Diócesis conservando lo bueno del pasado, viviendo el presente y sentando las bases para un mejor porvenir”.

Cabe recordar que Mons. Ángel Luis fue nombrado obispo el 9 de mayo de 2020 y su ordenación episcopal se celebró el 1 de agosto de 2020 en el Palacio de Recreación y Deportes de Mayagüez. Es el tercer obispo de la Diócesis de Mayagüez y sucesor de Mons. Álvaro Corrada Del Río, SJ, y Mons. Ulises Casiano Vargas, de feliz memoria.

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