El último sábado del mes de mayo, fieles de la Diócesis de Fajardo-Humacao se congregaron en la plaza pública de Río Grande para celebrar el noveno aniversario de su fundación.
Las actividades comenzaron desde temprano con un despliegue cultural en el que participaron la Banda de Conciertos del Centro Esperanza, la Escuela de Bellas Artes de Fajardo, el Ministerio de Música Dejando Huellas de la parroquia Nuestra Señora del Pilar de Canóvanas, y el grupo típico Monte Adentro, también de ese pueblo.
Entretanto tres kioscos ofrecían antojitos para complacer al paladar más exigente desde sándwiches, hot dogs, bacalaítos, sorullos y pastelillos, hasta almuerzo que incluía: arroz blanco, fricasé de pollo y ensalada. Mientras, en una carpa frente a la parroquia Nuestra Señora del Carmen del municipio anfitrión, la payasa Lasitos les pintó las caritas a los niños.
A eso de las 11:30 de la mañana los acólitos, diáconos, sacerdotes y el Administrador Apostólico, Monseñor Eusebio Ramos Morales llegaron revestidos a la plaza pública para iniciar la misa de Acción de Gracias por el noveno aniversario.
Durante la homilía, Mons. Eusebio enfatizó que “esta celebración cobra un carácter particular y único por encontrarse la Diócesis en régimen de Sede Vacante. Por tanto, esta celebración se da en un marco de oración y súplica al Espíritu Santo para que acompañe este proceso de búsqueda y selección del nuevo Obispo, y brote el nuevo pastor con la identidad y espíritu misionero que requiere la realidad del este de Puerto Rico”.
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A su vez, el Prelado reiteró varios elementos que no se deben olvidar. Entre ellos que la diócesis se erigió desde una realidad misionera. “Por tanto nadie debe olvidar la convocatoria y la llamada a fundarse en esta porción de Puerto Rico una diócesis con identidad y dimensión misionera”, indicó.
De igual modo, precisó que “si queremos ser fieles a nuestra convocatoria original, es que sin espiritualidad ni formación no hay verdaderos discípulos misioneros. […] De aquí la insistencia en retiros, asambleas, encuentros, talleres y muchas reuniones a través de estos 9 años”. Repasó proyectos emblemáticos como la Escuela de Formación La Barca, Camino de Santiago de El Yunque y la Catequesis Familiar Integral. Insistió en que: “Sin espiritualidad y formación no podemos remar mar adentro”.
Mons. Eusebio, recordó que el trabajo misionero y pastoral debe ser constante y permanente. Ante esto exhortó a dejarse iluminar con el Documento Conclusivo de Aparecida que no ha pasado de moda. “Todavía Aparecida tiene mucho que mostrarnos e iluminarnos por tanto hay que dejarse iluminar por su mensaje y salir vigorosos y firmes para ser discípulos misioneros”, destacó.
En la procesión de las ofrendas además del vino y el pan se presentó un número nueve, por los años de fundación, varios caminantes del Camino de Santiago, jóvenes de la Pastoral Juvenil y una familia de la Catequesis Familiar Integral que fueron recibidos y saludados por el Obispo.
Antes de la bendición, el alcalde del Municipio de Río Grande que participó de la Eucaristía entregó una proclama con motivo del aniversario de la Diócesis.
En un aparte con El Visitante Mons. Eusebio señaló que estaba en función de Administrador Apostólico, es decir Obispo responsable de la Diócesis hasta que se nombre un nuevo Obispo. “Este aniversario tiene un matiz especial no solo porque estamos en régimen de Sede Vacante y en oración para que llegue un nuevo Pastor. También para mí es una despedida porque yo creo que en el décimo aniversario no voy a estar”, puntualizó.
Aclaró que la petición de ser Administrador Apostólico fue de él para ultimar unos proyectos que había iniciado. A su vez declaró que es momento de dar gracias por los 9 años que estuvo como Obispo de la Diócesis, “fue una experiencia muy bonita, hay gente maravillosa”, precisó.
Luego de la misa los Danzantes de José María de Río Grande interpretaron bajo un candente sol el tema Alma Misionera. El cierre de la actividad estuvo a cargo de la Corporación de la banda de Río Grande. Cabe mencionar, que el ministerio Shira de la parroquia Nuestra Señora del Carmen del municipio anfitrión, fue el encargado los cantos de la misa.