El pasado 10 de junio, sacerdotes, familiares, amigos y fieles se dieron cita en la Parroquia María Madre de la Misericordia en Guaynabo, para celebrar el 25 Aniversario de vida sacerdotal de su párroco Monseñor Leonardo J. Rodríguez Jiménez, vicario general de la Arquidiócesis de San Juan.
Un ambiente solemne distinguió la ocasión entre cánticos entonados en griego y latín. Mientras, el celebrante desfiló junto con Mons. Roberto O. González Nieves, OFM, Arzobispo de San Juan y otros presbíteros.
En sus primeras expresiones, P. Leo, como cariñosamente le llaman, agradeció la presencia del pueblo al igual que de aquellos que aunque hubiesen querido no pudieron estar allí.
Durante la homilía, el párroco reflexionó sobre la experiencia espiritual de Santa Teresa de Jesús y citó: “Antes me cansé yo de ofenderle, que Él (Dios) de perdonarme”.
“Así que lo que nos repite el Papa es una verdad antigua y nueva, el Señor no se cansa de perdonarnos”, subrayó mientras señalaba que el sacramento de la Confesión fue una de las cosas que lo atrajo al sacerdocio.
Con notable entusiasmo, enfatizó que: “Esa gracia de vivir el sacerdocio en Jesús es la que vivimos hoy. […] Los sacerdotes hemos dejado todo, para tener la gracia y la dicha de poder presidir la celebración de este tesoro en nombre de Cristo”.
Asimismo, recalcó la importancia de la figura de María para los presbíteros y la Iglesia. Por ello, sostuvo que san Juan Pablo II lo supo descubrir, vivir y transmitir.
“María me ayudó a acercarme a Jesús cuando estuve un poco alejadito de adolescente. Cuando se alejen de Jesús, cuando se alejen de Dios, en María van a tener una madre segura”, destacó.
Luego de la comunión, el coro de niños Petite famille (Pequeña familia) interpretó una ofrenda cantada a la Virgen María.
Acto seguido, Mons. Roberto compartió el mensaje que le enviara en horas de la mañana a Mons. Leo y le obsequió una casulla traída de Roma; gesto que arrancó un caluroso aplauso de los presentes.
Posteriormente, varios feligreses destacaron la vida, obra y aportación del Padre proyectando varias fotos mientras compartían algunas palabras. A su vez, a nombre de la comunidad le obsequiaron un juego de maletas y un certificado para la compra del Cáliz durante su viaje a Madrid.
Tras la bendición final, Mons. Leo nuevamente manifestó su gratitud e invitó a la comunidad a participar de un compartir.
Hola,
Me parece muy bueno lo que comentas .
Saludos
Antonio
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