“Aún estando separados, estamos todos unidos. ¡Que se haga Su Voluntad… temible el Coronavirus!”. (J. Hernández) Así se ilustra, nuestra realidad contemporánea. Hasta tanto no podamos reencontrarnos de modo presencial, la pantalla de un plasma, computadora, tableta o celular, es un recurso alterno. Pero como casi todo en la vida, ventajas y desventajas. Una de éstas últimas es, una probabilidad tal vez mayor de distracción.
¿Podemos hace algo al respecto, al menos para minimizar ese riesgo? ¡Veámoslo así! Para una serie televisiva, evento deportivo, concierto musical, documental educativo, una película de cualquier tipo… que nos guste y valoremos, procuramos sacar el tiempo preciso. Pero… “Padre, nunca es lo mismo. ¡Es incomparable!”. ¡Por supuesto que no! Sin embargo, lo que sería oportuno aplicar a los actos litúrgicos, difundidos remotamente, es la misma estrategia de todo lo anterior. ¿A qué nos referimos? ¡Sencillo! Para aprovecharlos al máximo consideremos una simple acción a saber; ¡organizarnos y planificar! ¿Ejemplo? Coordinar previamente, (dentro de las posibilidades y limitaciones particulares), el atender a los niños, dar medicamentos a los abuelos, lavar ropa y preparar alimentos, entre otras tareas hogareñas evitando interrupciones. Aún con esas medidas cautelares u otras, cuando surgiese alguna eventualidad o imprevisto, hay otra opción, participar del acto, diferido, es decir, más luego porque quedará grabado. Pero… ¿participar a distancia? ¿Por qué no? ¿Acaso no cantamos cuando estamos ante un concierto musical, desde casa? ¡Aplaudimos y vitoreamos frente al Evento Deportivo, también virtual! Entonces… ¿nos entusiasmamos solamente con transmisiones cibernéticas de corte secular, o sea, de la sociedad civil? En la Constitución Sobre Sagrada Liturgia Cap. 2 (Documentos Concilio Vaticano II) se habla de la participación activa de los fieles. Eso supone dinamismo, lo opuesto sería desgana, inacción, pasividad. Más aún, Obispos de Latinoamérica y del Caribe, (Documentos de Aparecida 2007; Cap. 10), hablan de: “cultura mediática y de comunicación… conocerla, valorarla, apoyarla y optimizarla”. Deberíamos hacer todo lo anterior, como sentenció San Juan Pablo II, “con nuevos métodos, bríos y ardor”. ¡Las Redes Sociales, han venido a ser, uno de esos nuevos métodos!
P. Edgardo “Gary” López
Para El Visitante