“Las mejores escuelas para los que más las necesitan”. De esta forma se expresó Héctor Luis Acevedo, catedrático en la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metropolitano, partiendo de su participación en el IV Congreso Católicos y Vida Pública en la Pontificia Universidad Católico de Puerto Rico en Ponce (PUCPR) y desde su experiencia como educador en el sistema universitario durante varias décadas.
El licenciado sostuvo que es necesario colocar los recursos donde más decisivos son, por lo que tomando como base la opción preferencial por los pobres entiende que esto debe desarrollarse “en la educación de las zonas más vulnerables del país”.
“Si los pobres cogen la peor educación y los de mayores recursos cogen la mejor educación, lo que hacen es perpetuar y acentuar las desigualdades. Por lo tanto, la educación que es la transmisión de la mayor riqueza, que es la cultura, es la única vía de los pobres para ascender”, detalló.
Además advirtió que la sociedad está en riesgo de explotar si cierra los canales de movilidad de la gente más pobre para llegar al potencial de su quehacer y “eso está pasando poco a poco”. Continuó diciendo: “Mi teoría es virar eso. ¿Dónde es la peor escuela? Donde haya más necesidad ahí vamos a hacer la mejor escuela”.
Cuando de procurar el bien común se trata, la Doctrina Social de la Iglesia establece que: “El bien común está siempre orientado hacia el progreso de las personas: ‘El orden social y su progreso deben subordinarse al bien de las personas y no al contrario’ (GS 26, 3). Este orden tiene por base la verdad, se edifica en la justicia, es vivificado por el amor”.
Asimismo el Catecismo de la Iglesia Católica señala que: “Corresponde al Estado defender y promover el bien común de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias” (# 1910).
Es por esto que para el también profesor de la Escuela de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce, para tener una política pública diferente a la que se tiene tanto en las escuelas públicas como privadas el enfoque debe estar en “ganar la batalla de las conciencias”. Añadió que: “La misión de la educación es el desarrollo de destrezas y el conocimiento de los niños. Si esa no es la primera pregunta que te haces, todas las contestaciones están equivocadas”.
De otro lado, observó que las crisis tienen pocas virtudes pero una de ellas es que fuerzan el pensamiento y la toma de conciencia. Por lo que si se usa la crisis para tomar conciencia de los rumbos que “nos trajeron aquí y cómo salir de ellos, aprovechamos el tiempo”.
Al respecto comentó que hasta que no se responda la pregunta de “¿por qué estamos en decadencia si estábamos bien?” no se comprenderá lo demás. A su vez, resaltó que en la Constitución de Puerto Rico está que “el futuro es más importante que el presente”, por lo que no habrán cambios a menos de que no se adquiera consciencia y se esté dispuesto a confrontar los cambios culturales y errados.
Manifestó que la situación actual sucedió porque se perdió el norte cultural, al colocar los intereses personales antes que los de los demás; razón por la que se han debilitado las instituciones e incluso hasta llegar al punto de “trabajar menos y cobrar más”.
Por lo tanto, como parte de su propuesta Acevedo señaló que una forma de responder a la doctrina de la Iglesia y a la conciencia cívica es utilizando los símbolos para contagiar el entusiasmo.
“A esas escuelas que logren un por ciento mayor de admisión de los estudiantes a la universidad, vamos a darles sabáticas, premios a esos maestros y a los estudiantes. Aquí no es cuestión de castigar nada más al que falta, ese es el error. El incentivo tiene que ser a ese maestro que logre asistencia perfecta, que logre motivar estudiantes, que les dé repasos a los alumnos para entrar a la universidad. Ese maestro se tiene que sentir contagiosamente respaldado. ¿Por qué contagiosamente? Porque cuando le dan un premio, un viaje educativo o fondos para hacer sus estudios, en los demás tiene un efecto multiplicador”, describió.
Agregó que: “Las cosas no se cambian a menos que uno adquiera conciencia de su necesidad”. Enfatizó que mientras no se cambie la cultura actual se continuará destruyendo el futuro ya que para que haya un cambio cultural se necesita una toma de conciencia que a su vez requiere pensamiento, empatía con el dolor, sentido de futuro y misión.
Por último, Acevedo hizo un llamado a hacer un diálogo urgente entre el liderato del país, más allá de las diferencias que puedan haber con el fin de crear una agenda corta común y de propuestas moderadas. “Lo importante es comenzar, porque después de que sucede, el éxito invita a otras acciones”, acotó.