Desde los comienzos de su historia, la Santa Madre Iglesia ha atesorado y venerado partes del cuerpo o pertenencias de los santos, conocidas como reliquias. Esta santa costumbre comenzó desde los mismos tiempos de las persecuciones, cuando los devotos recogían en sus pañuelos la sangre de los mártires durante las persecuciones del Imperio Romano. Curiosamente, la película La Pasión de Cristo nos presenta la escena de la Santísima Virgen y Santa María Magdalena recogiendo la sangre de Cristo derramada en la flagelación, con un paño. Las reliquias tienen reputación de conceder milagros por la intercesión del santo a quienes le pertenecieron.

De hecho, muchos milagros para las beatificaciones y canonizaciones se han debido al contacto con la reliquia del santo en cuestión. Muchas de estas reliquias son famosas como, por ejemplo, la sangre de San Genaro, Obispo de Benevento y Patrono de Nápoles. Él fue un Obispo del S. IV, que murió decapitado durante la persecución de Diocleciano; su sangre fue recogida en una ampolleta y ahora conservada en la Catedral de Nápoles. En ciertos momentos del año su sangre se licúa.

Esto nos lleva a consideración al Maná de San Andrés. Después de Pentecostés, San Andrés predicó el Evangelio entre Grecia, Creta y Turquía, hasta que fue finalmente crucificado en la Cruz en forma de X en la ciudad de Patras, en Grecia, en donde se encuentran parte del cráneo y un dedo meñique.

Otra parte del cuerpo del Santo se encontraba en Constantinopla, pero en la IV Cruzada fue llevada a Roma y de ahí a la ciudad de Amalfi en Italia, en donde hoy el cuerpo del Santo se encuentra enterrado.

Pues en ciertas fechas al año esas reliquias “sudan” un suero, que es recogido por el Arzobispo de Amalfi, con que se empapan algodones para repartirlos a los presentes. Cuando esto ocurrió por primera vez, la gente exclamó “Maná” que como sabemos, significa “¿qué es eso?” en el idioma judío, en referencia a esa cosa que apareció en el desierto y con la cual los judíos se alimentaron durante la peregrinación hacia la Tierra Prometida. Se han reportado milagros a través de este suero y es por eso que la gente los venera como reliquia, con una gran devoción.

Recientemente, el Dr. Natalio Izquierdo estuvo en Amalfi, y coincidió con los días del fenómeno del Maná de San Andrés. El tuvo la gentileza de traer a nuestra parroquia en Country Club, Carolina, un algodón que fue empapado con el Maná. Nuestra parroquia ha estado guardando esta reliquia y luego de habérselo pedido a nuestro padre y pastor, Mons. Roberto González, OFM, la reliquia será entronizada en un relicario, en misa solemne. La misa será el jueves,5 de diciembre, a las 7:00 p.m. en San Andrés. ■

P. Rafael Méndez Hernández, Ph.D.
Para El Visitante

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