Al acercarnos a la palabra de esta liturgia nos topamos con un llamado muy actual: servir es lo que nos hace más cercanos a Jesús; pero los seres humanos nos hemos empeñado en las posiciones, en el poder, en la acumulación del dinero como posibilidad de alcanzar metas materiales, en fin que lo del servicio se nos quedó en una hermosa teoría que no vivimos con radicalidad.
Por ello en este domingo tendremos que hacer, como siempre estamos llamados al escuchar la Palabra de Dios, realizar una mirada profunda a nuestro camino y comenzar a preguntarnos: ¿soy instrumento de servicio en medio de mi comunidad, centro de trabajo o estudio, en mi vecindario? ¿Realmente me siento que respondo con la generosidad que Dios se da a mi persona?
La Primera Lectura nos lleva de la mano de las dificultades y penurias para decirnos que el sufrimiento que la vida, provocada por la gente egoísta con la que me topo, no tiene que alejarme del proyecto de Dios. La figura del siervo que protagoniza esta lectura nos recuerda el orden transformador del sufrimiento y como él logra metas precisamente por no claudicar ante las dificultades. Insiste en llamar a este dolor, asumido con sentido de trascendencia, uno que logra acercarme al Creador y así tener acceso a la sabiduría de Dios; sabiduría que me hará descubrir aquello que va a lograr hacer crecer y enriquecer al hombre.
El Salmo 32 pudo tener como trasfondo el himno de alguno de los acontecimientos salvíficos que vivió el pueblo de Israel. Expresa con alegría la acción de Dios que nunca abandona a su pueblo; y por eso se percibe la alegría del salmista que reconoce esta verdad: “nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y nuestro escudo”. Hoy debemos preguntarnos: ¿reconocemos a Dios como el que nos auxilia o le hemos dejado esa labor a las instituciones en las que ponemos el corazón y nos defraudan?
La Segunda Lectura nos lleva a lo que será el centro del mensaje de la Carta a los hebreos: “un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús Hijo de Dios”. Estos cortos versículos son ricos en su afirmación de la identidad de Jesucristo: es el Sumo Sacerdote. Nadie como él, pero esta grandeza no significa un alejamiento del orden humano sino todo lo contrario: “acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia”. Él siempre será accesible para que todo el que quiera busque de su amor.
El Evangelio de hoy es uno de esos que nos brindan la gran lección que necesitamos cuando hacemos propuestas que se desvinculan completamente del proyecto de Jesús para nuestras vidas. La propuesta nos la ofrecen Santiago y Juan: «Concédenos sentarnos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Todavía retumba en nuestros oídos, de hace unos domingos atrás, la discusión de quién sería el más importante del reino, y hoy vuelven a la carga, mirando una vez más el reino desde la perspectiva estrictamente humana. Jesús les recuerda la carga de sufrimiento que conlleva asumir el reino, y aunque ellos se reafirman en asumir todas las consecuencias, no es Jesús quien determina lo que piden es el Padre. Pero a continuación la gran lección: “Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Ustedes, nada de eso: el que quiera ser grande, sea el servidor de todos”. El orden conocido de unas estructuras de mando que son, en su gran mayoría, injustas no serán a lo que han de ajustarse los hijos de Dios sino al servicio, que implica el darse, el acoger al más pobre, el ser sensible y ofrecerse para apoyar al más necesitado.
Para nuestra sociedad donde se impone la búsqueda del poder por el poder mismo, el dar el empujón al otro para sacarlo del medio, la lucha desmedida para alcanzar las mejores posiciones, y tristemente ocurre hasta en el seno de la Iglesia, sigue siendo un elemento en el que hay que trabajar con mucho esfuerzo porque la esencia del evangelio está en esta afirmación de Jesús: “Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate de todos”.