Desde que se instalaron las cámaras ocultas —espías fidedignos—, muchos quedaron retratados y al desnudo. Se confirmaron nuestras sospechas sobre la maldad humana. Habíamos subestimado la imaginación de los malhechores. En las imágenes grabadas se notan algunas “obras maestras” dignas de admiración: robos, asesinatos, infidelidad, trampas, acechanzas, idiotez, temeridad… A buen juez, mejores testigos electrónicos. Pero ya los delincuentes se las han ingeniado para descubrir y desenmascarar a los vigilantes camuflados.
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Hablando de oportunismos, fijemos la atención en un caso curioso del reino animal. El pichón del cuco común europeo —cuculus canorus— expulsa del nido a los huevos y polluelos de su anfitrión. Esta aniquilación metódica del prójimo extermina a los pájaros que eran promesa de vida de la otra especie. Es decir, los que llegan por arrimados, terminan quedándose con la casa ajena. Las costumbres de los aníes y los güiras, fauna de la América tropical, contrastan con las nidoparásitas mencionadas anteriormente. Siendo aves muy gregarias, los aníes y güiras construyen nidos comunales donde varias hembras realizan la puesta de huevos. Por lo menos hasta la fecha, en estas comunas no se practica el sabotaje ab ovo.
Aníbal Colón Rosado
Para El Visitante