VIII Domingo Tiempo Ordinario (c) Lc 6, 39-45

La primera lectura, sacada del Libro del Sirácida (Eclesiástico), a través de pequeñas sentencias y refranes, nos indica que un hombre, para ser veraz, confiable y tener autoridad, debe ser primeramente probado para demostrar cuán valioso es.

En la segunda lectura, terminamos con las reflexiones de la I Carta a los Corintios, que estuvimos meditando desde que comenzó este Tiempo Ordinario hace 8 domingos. Habíamos comenzado con las catequesis sobre la Iglesia, para luego continuar con la fe de la comunidad cristiana en la resurrección de los muertos. Hoy concluimos nuestras meditaciones sobre la Primera Carta a los Corintios.

En el Evangelio de San Lucas continuamos con las reflexiones del Sermón del Llano, que sigue el mismo formato y contenido del Sermón de la Montaña del Evangelio de San Mateo. El mensaje es claro: un cristiano tiene que predicar con el ejemplo.

“Las palabras convencen, los ejemplos arrastran”. Este antiguo refrán que conozco desde que era niño, refleja bien claramente lo que Jesucristo nos está indicando con su palabra, que un cristiano tiene que ser ejemplo en donde quiera que vaya. En este sentido, es una gran responsabilidad la que descansa sobre nuestros hombros, dado a que somos portadores del Evangelio, heraldos de la Buena Nueva a donde quiera que vayamos. Será nuestra conducta, no nuestra palabra, la que convencerá a la gente de que hay un Cristo vivo, resucitado de entre los muertos, tal como la indican las palabras de los Evangelios.  

Cuando un cristiano no actúa a la altura de su vocación a la santidad, da un contra testimonio muchas veces tan nocivo, que hace que la gente se aleje de Dios, de Jesucristo y de su Iglesia.  Por ejemplo, el gran escándalo que nos golpeó a todos que fue es escándalo de los sacerdotes pedófilos trajo como consecuencia, el que se minara la credibilidad entre nosotros los sacerdotes.  Antes se veía al sacerdote con veneración, ahora con odio y desconfianza. Le estaba hablando a un amigo mío que hacen falta sacerdotes que nos entreguemos en cuerpo y alma a la causa del Evangelio al punto de que sean capaces de dar la vida por sus fieles. En estos momentos de la historia de la Iglesia, deben haber muchos sacerdotes santos, sacrificados al punto de que la gente los vea como presencia de Dios en medio de su pueblo, y que la gente sea capaz de ver en ellos al mismo Jesucristo.

No podemos continuar con tanto católico, sacerdotes, religiosas, laicos, con vidas mediocres que han hecho que le gente se vaya de la Iglesia por la falta de credibilidad de estos cristianos. En esto Jesucristo es tan tajante que, ya sea en el Evangelio de San Lucas como en el Evangelio de San Mateo, Jesús reta al aspirante a cristiano a que cargue su cruz y lo siga, a ser Sal de la Tierra y Luz del mundo, a ser coherente con la fe, una fe dividida en y entregada.  ¿Te atreves a aceptar el reto?

Padre Rafael Méndez

Para El Visitante

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here