(Carta Pastoral Discípulos Misioneros para la Diócesis de El Yunque, 35-37)

35. A los 15 años de la Evangelii Nutiandi, otro documento clásico brotaba y nos hablaba de la permanente validez del mandato misionero: “Redemptoris Missio”, (1990), del Papa San Juan Pablo II57. Juan Pablo II inició esta Carta Encíclica planteando una gran preocupación pastoral: “La Misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de la venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio”58. Era el llamado de un sucesor de Pedro que planteaba una realidad y nos reclamaba la acción para un “renovado compromiso misionero”59. Luego, nos ofrecía una abundante síntesis misionológica, recalcando la universalidad de la misión salvífica de Cristo y la necesidad y urgencia de que llegara a todos los pueblos y a toda la gente. También, en esta síntesis se destaca la acción del Espíritu Santo como el gran protagonista de la acción misionera en la Iglesia. A pesar de que la obra misionera se encomienda a los apóstoles y a sus sucesores, “en estos hombres y por medio de ellos el Espíritu Santo sigue siendo el protagonista trascendente de la realización de esta obra en el espíritu del hombre y en la historia del mundo”60. Luego de describir la acción del Espíritu Santo que actúa en los apóstoles enviados y en el corazón de sus oyentes, guiando así a la Iglesia y haciéndola misionera, analiza la situación de la Misión, desde el Concilio Vaticano II hasta nuestra época. Alienta a la acción misionera presentando sus horizontes que son amplios y los diversos caminos que debemos recorrer como responsables y agentes de esta encomienda de Jesús a sus discípulos. Finalmente, nos llama a todos a cooperar y colaborar, desarrollando una verdadera espiritualidad misionera. Hay un señalamiento que nos hace san Juan Pablo II que deberíamos prestar mucha atención en la Diócesis de Fajardo Humacao: “la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones” 61. La ausencia de estos elementos debe preocuparnos a todos, pero especialmente, a los pastores y líderes laicales de esta Diócesis Misionera.

36. También, con San Juan Pablo II aparece un tema que se “balbuceaba” en la Iglesia de América Latina62 ; hoy se convierte en agenda y tarea pastoral de la Iglesia en el mundo: la nueva evangelización. Juan Pablo II soñó con una nueva evangelización en su tierra natal, Polonia63. Posteriormente, trae el tema al Caribe y en una reunión del CELAM, en Haití 64, lo establece como agenda pastoral para América Latina y el Caribe, con motivo del Quinto Centenario de la Evangelización. Luego, Juan Pablo II continuó desarrollando el tema de la nueva evangelización en diversos documentos y en múltiples ocasiones. De esta forma, la acción misionera cobra carácter de nueva evangelización a nivel mundial. El tema adquiere mayor relevancia, cuando el Papa Benedicto XVI convoca el Sínodo de la Nueva Evangelización en un mundo globalizado, de avanzada tecnología en los medios de comunicación y en las redes sociales. Pero también, urgencias de una nueva evangelización ante una época abrazada al secularismo y al relativismo moral, con nuevos areópagos y gran diversidad de formas culturales. La formación y vivencia de la fe, en nuestros niños y jóvenes, constituyen un gran desafío misionero y pastoral, cuando son éstos los más inmersos en esta “generación digital”. La familia, tan diversa y tan frágil en este tiempo, y cuestionada por las ideologías modernas, también requiere urgencia misionera y pastoral. Por eso, la nueva evangelización, comienza en nuestro interior y es, más bien, conversión personal, misionera y pastoral, para que broten corazones apasionados para irradiar el Reino de Dios.

37. A esta llamada pastoral y de urgencia misionera, responde Aparecida. De hecho, antes del Sínodo sobre la Nueva Evangelización, se había llevado a cabo en Aparecida, Brasil, la Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe65. Aunque en esta Conferencia, el concepto de nueva evangelización, como tal, es muy pocas veces mencionado, no cabe duda que en Aparecida se hizo una reflexión misionera completa sobre la realidad eclesial de América latina y de El Caribe, en clave de la convocatoria eclesial de una nueva evangelización. Esta reflexión parte desde la realidad de nuestros pueblos con un abarcador análisis de la situación eclesial y social que vive en América Latina y El Caribe. Se ilumina esta realidad con una reflexión sobre la espiritualidad misionera, elemento acompañante, necesariamente, para una nueva evangelización. Además, se establecen acciones concretas para llevar a cabo esa nueva evangelización: (a) recomenzar desde Cristo, (b) la formación de discípulos misioneros se convierte en elemento fundamental, (c) la conversión personal, pastoral y misionera cobra carácter de urgencia en todos sus aspectos; además,  (d) se convoca a nuestra Iglesia a entrar en un estado permanente de misión. Podemos decir que esta es la “hora de la Misión” de la Iglesia en América Latina y El Caribe. Con este renacer misionero que busca dar vida a nuestros pueblos e impulsado desde Aparecida, nace la Diócesis de Fajardo-Humacao, o Diócesis de El Yunque, como cariñosamente se está haciendo conocer.

57 Canonizado como santo de la Iglesia por el Papa Francisco.

58 RM 1.

59 Ibíd.,nn.2 y 30

60 Ibíd.,n.21.

61 Ibíd.,n.2.

62 P 366.

63 Discurso en Nova Iuta, con motivo de su primera visita apostólica a Polonia, en el Santuario de la Reliquia de la Santa Cruz, 1979.

64 Discurso pronunciado ante la Asamblea del CELAM en Port-au-Prince (Haití), 9 de marzo de 1983.

65 Aparecida, Brazil, 13 al 31 de mayo de 2007.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here