(Quinto de varios artículos)


Shulamith Firestone y el matrimonio.

Efectivamente, en su libro: “The dialectic of sex. The case for feminist revolution” (1970) plantea que para asegurar la eliminación de las clases sexuales se requiere la sublevación de la clase dominada (las mujeres) y su empoderamiento del control de la reproducción. Por este empoderamiento  (influencia por medio del poder), ella propone no solo la completa restauración a las mujeres de la propiedad sobre sus propios cuerpos sino también el absoluto control sobre la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños.

Así como la meta final de la revolución socialista era no solo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser no sólo la eliminación del privilegio masculino sino la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarán más culturalmente. Una vuelta a un libre pansexualismo (una reducción de todas las relaciones humanas a la esfera estrictamente sexual) reemplaza las distinciones heterosexualidad, homosexualidad y bisexualidad. Todas son igualmente válidas. Por fin, la reproducción de la especie hecha por la mujer en beneficio de ambos, será reemplazada por la reproducción artificial. Entonces, sostiene nuestra autora, que la tiranía de la familia biológica será destruida1.

Trillo Figueroa nos dice que si bien las feministas radicales han desaparecido de la escena, sus seguidores han encontrado energía nueva para el feminismo radical de género en una alianza con la subcultura gay: “Lo que ahora está sucediendo es que el movimiento feminista radical se ha combinado con el activismo gay y la temática del  lesbianismo…los líderes del movimiento han puesto al matrimonio en el punto crítico de debate 2.”

Beatriz Preciado: la revolución antropológica de las teorías Queer

La teorías Queer son la última tendencia de la ideología de género pero van un paso más allá.  El sexo (en sentido biológico) puede ser intervenido técnicamente. Se puede transformar la estructura biológica para producir un ser  andrógeno (que combina elementos biológicos masculinos y femeninos). Ante la pregunta qué sucede entonces con los cromosomas sexuales, Beatriz Preciado responde: “ Son un modelo teórico que aparece en el siglo XX para intentar entender una estructura biológica, punto”. Con esta frase  se indica el extremo de la negación de la esencia y la eliminación de la última dimensión de la naturaleza humana llegando hasta la negación de la constitución biológica. La persona no es más que lo que su conducta expresa. El andrógino (andro: varón, gino: mujer) ni es mujer ni es varón. Es una combinación que se da por propia decisión. Tiene rasgos femeninos y masculinos simultáneamente.

Con la descripción del proceso de la ideología de género seguido hasta este momento, podemos entender las palabras de Foucault, quien señala que nos encontramos ante un contexto cultural donde lo grave: “No es tanto la ausencia de Dios, sino el fin del hombre”.

A. Sus implicaciones nefastas…

Es de esperarse que de las declaraciones dede Beauvoir, de Millet y de Firestone se pueden desprender muchas orientaciones sexuales consideradas ahora igualmente válidas: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual masculino, homosexual femenino, bisexualidad y transexualidad. Ninguna cuenta con un privilegio natural sobre la otra orientación pues, a tono con la ideología de género, son todas opciones culturales. La eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (la mujer) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; que se restaure a la mujer la propiedad de su propio cuerpo, como también el control femenino de la fertilidad humana, lo cual supone el uso desregulado del contraceptivo, aborto, esterilización como las nuevas tecnologías de reproducción asistida.

1. …para la familia

El feminismo radical conduce hacia la desaparición del sexo y la sexualidad o lo que Beatriz Preciado llama contrasexualidad. No se trata de la creación de una nueva naturaleza, sino más bien del fin de la naturaleza como orden que legitimiza y regula la interacción de la persona como espíritu encarnado. La sociedad contrasexual demanda que se borren las denominaciones masculino-femeninas correspondientes a categorías biológicas, la abolición del contrato matrimonial y de toda pareja de hecho, la separación absoluta de las actividades sexuales y las actividades de la reproducción, la realización de operaciones de cambio de sexo como una especie de cirugía de utilidad pública3.

Esto implica afirmar que el ser humano no nace ni varón ni mujer, sino que es un ser ambiguo o neutro o bisexual4.  Cuando se teoriza que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras; en consecuencia hombre y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino 5 .

Dra. Hna. Elena Lugo, Ph. D.

(Instituto Secular Hermanas de María de Schoenstatt)


 1S. FIRESTONE, La dialéctica del sexo, Barcelona, Kairos, 1976

2J.TRILLO-FIGUEROA. Una revolución silenciosa. Madrid, Libros libres, 2007 pp66

3Cfr. Ibíd. Pág. 150.

4J.BUTLER,El género en disputa, Barcelona, Paidós, 2007, pp. 54-55

5Ibid.

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