Kate Millet: la heterosexualidad no es una realidad natural.

Millet afirma que el patriarcado construye una serie de características discriminatorias respecto de la mujer que la determinan como tal, creando con ello, un género: el femenino, esencialmente inferior al masculino. Pero lo que resulta otro aporte de singular importancia es su idea -dentro de la doctrina del patriarcado- de que la heterosexualidad no es una realidad natural, sino que ha sido socialmente construida, de forma que es impuesta a las mujeres a través de fuerzas estructurales controladas por los varones. De allí no será difícil extraer dos consecuencias:

a) que el varón es también una construcción social y cultural, y

b) la igualación de la heterosexualidad con la homosexualidad.

Es decir, no hay relaciones sexuales naturales o normales, tanto la relación entre varón y mujer como la relación entre varón y varón o entre mujer y mujer son meras construcciones artificiales y están, por tanto, en un plano de igualdad.

Vale la pena reflexionar sobre esta afirmación que luego será asumida y difundida por la ideología de género: si la heterosexualidad no es una realidad natural sino una construcción social -que conlleva, además, un propósito de dominación social y política- no existe ya ninguna base natural en la cual se pueda afirmar el matrimonio y, por consiguiente, la familia1.

Dra. Hna. Elena Lugo, Ph. D. (Instituto Secular Hermanas de María de Schoenstatt)

 1 A. RICH “Sangre, pan y poesía”, Icaria, Barcelona 2001, p. 41, lo expresa así: “La heterosexualidad es algo que ha tenido que ser impuesto, gestionado, organizado, propagado y mantenido a la fuerza”.

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