Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne, (Gén 2, 24).

Si tiene un hijo, que ya es adulto, pero aún vive en su casa, esto quiere decir que su retoño tiene el síndrome del nido lleno, que no es otra cosa que cuando los hijos adultos prolongan su estadía y se quedan viviendo en la casa de sus padres.

También, a este grupo se les denomina con el síndrome Peter Pan, que significa que aunque son adultos se mantienen dentro de la adolescencia.

Para la Dra. Ana Plaza, catedrática auxiliar del Programa Graduado de Psicología Clínica del Colegio de Estudios Graduados, Recinto de Ponce, esta es una tendencia que se está manifestando en todas las partes del mundo y que va en aumento.

Asimismo, dijo que un estudio realizado en Argentina reveló que uno de cada diez jóvenes de 25 años o más que permanece en el hogar viviendo con sus padres son varones.

Sobre las causas que provocan este síndrome, la psicóloga clínica detalló que la situación económica y el hecho de que los hijos alargan su proceso de estudios realizando maestrías y doctorados influye.

No obstante, destacó que muchos optan por quedarse con sus progenitores por conveniencia. “Viviendo con los padres tienen cubiertas todas sus necesidades básicas y su aportación al hogar es mínima y a veces ninguna. Gozan de unos privilegios que si viven de manera independiente los pierden”, acotó la Dra. Plaza.

A su vez, mencionó que se ha creado una familia de jóvenes adultos con ingresos, que utilizan lo que se ganan para satisfacer sus propios intereses que pueden incluir desde la compra de un carro hasta lo último en tecnología.

De otro lado, la experta en conducta humana criticó a los padres que en muchos casos ya estando en edad de retiro, continúan trabajando para satisfacer las necesidades de sus hijos a pesar de que estos ya devengan un salario.

Por consiguiente, precisó que estos adultos mayores se desgastan físicamente y desarrollan condiciones cardiacas y endocrinas, entre otras.

“Vamos a tener adultos mayores con altos niveles de estrés que pueden desarrollar trastornos de ansiedad, sintomatología ansiosa y depresión. Son adultos cansados que a veces tiene dificultad en
el manejo de las emociones”, sostuvo.

Igualmente, del estudio que se hizo en Argentina se desprendió que este tipo de familia tiene muchos conflictos, que inician precisamente por el deterioro en los patrones de conducta.

De otro lado, reconoció que aunque hay hijos que se aprovechan de las ventajas de vivir en el hogar de sus progenitores, también a veces son ellos, (los padres) los que no quieren dejarlos ir.

“Los padres experimentan sentimientos de culpa, se sienten en la obligación de cuidarlos para que no les vaya a pasar nada. Los siguen viendo como niños y hay mucha dependencia emocional con los hijos”, afirmó.

Finalmente, la Dra. Plaza recomendó a los padres que viven esta situación que establezcan normas y reglas. “Estas deben incluir la hora de entrada de amistades, quién se queda y quién no en la casa. Además, tienen que pedirle que hagan alguna tarea. También, tienen que exigirles una aportación económica a los gastos de la casa, entre otros”, concluyó.

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here